Durante once años estuve
trabajando como profesor, el primero de ellos con niños de todas las edades, el
resto con adolescentes de 14 a 18 años. En esta segunda etapa los centros en
los que trabajé contaban con residencia de alumnos, que albergaba a aquellos
que vivían lejos. Esto implicaba tener más información sobre sus hábitos,
conducta, personalidad, motivaciones y socialización de la que se dispone en
centros sin ese servicio.
En estas líneas pretendo transmitir mis experiencias, informar sobre
las principales drogas en el mercado, indicar algunas pautas a seguir para la
prevención del consumo de drogas en adolescentes, señalar algunos indicios de
consumo y recoger algunos consejos sobre
el camino a seguir cuando hay adicción.
Situaciones por las que
pasé como docente
Siempre que he detectado que un
alumno estaba consumiendo drogas en el centro educativo, recogía abundante
información y pruebas, de forma que no hubiese ninguna duda sobre la situación.
El motivo es bien sencillo, la primera y a veces la segunda, la tercera y la
última reacción de los hijos, e incluso de sus padres, era negar todo. Pienso
que es un mecanismo de defensa ya que para el niño/a el consumo, habitual o
esporádico, era hasta ese momento algo lúdico, aventurero, distinto, una forma
de reforzar un autoconcepto débil, una actitud necesaria para ser aceptado en
un grupo,…y de golpe y porrazo pasa a ser un problema del que se le piden
cuentas, sobre el que debe dar explicaciones que afectan a su intimidad y por
el que se le exige que cambie de rumbo, cosa que a veces no es fácil… Por parte
de los padres, para algunos es imposible
que sus hijos consuman drogas, por que sus hijos “no hacen eso”, no es lo que
les han enseñado ni visto en casa, el centro le tiene manía,… necesitan pruebas
contundentes para que acepten la realidad. Recuerdo a un padre, miembro de un
cuerpo de la seguridad del Estado con cierta graduación, que mientras le
exponía toda la información sobre su hijo me dijo “no tienes que explicarme
nada, yo sé más que tú sobre eso”. A la semana se hizo una redada en el bar
donde su hijo compraba la droga y se cerró.
Otra conclusión que saqué es que este
problema se presenta con más facilidad en sitios de costa. Quizás en estos
sitios hay un ambiente más lúdico y, como uno de los componentes asociados a la
droga es ese, hay más cantidad, variedad y posibilidad de acceso de los chavales jóvenes.
Hablando con un alumno de El Ejido, en Almería, me decía, “mire usted, aquí nos ofrecen droga en todos
los Pub”…Estoy seguro de que habrá muchos dueños de Pub honrados en esta y
otras zonas, pero el traficante se mueve en esos y otros negocios frecuentados
por los chicos. Algunos incluso no tienen reparos en vender estas sustancias en la puerta o alrededores
de los colegios
Es difícil, no imposible, que un
chaval que se tome los estudios en serio, consuma drogas. El éxito escolar, la
fuerza de voluntad, el autocontrol van en la dirección contraria. Algunos
chavales intentan apagar el sufrimiento interior derivado de la baja
autoestima, arrastrado durante años de fracaso escolar, con las drogas.
He visto muy pocos casos
en hijos de familias donde reina un
ambiente positivo, una comunicación sana, un ejemplo de vida de los
padres.
He visto más consumidores entre
adolescentes que disponen de más dinero del debido y de excesivos caprichos.
La austeridad y un “no” firme de los padres cada vez que la situación lo pedía,
desde pequeños, combinada con otros factores, es una barrera preventiva del
consumo.
Muchos consumidores tienen gran
facilidad para engañar y engañarse. Siempre que he dialogado con un chico
consumidor daba muestras de conocerse más bien poco y negaba hasta lo evidente,
hasta que ya no tenía mas remedio que admitir los hechos. Enseñar a los niños,
desde que tienen uso de razón, a decir la verdad y a conocer sus virtudes y
defectos, ayuda mucho en la adolescencia.
Hay una tendencia en los centros
escolares a esconder estas situaciones, a negarlas, quizás por que son
complejas y suponen un desgaste para el que las afronta. Algunos de los hilos
de los que he tirado para desliar situaciones de consumo y tráfico, me los han
facilitado padres de niños no consumidores en conversaciones informales. Quiero
decir con esto que normalmente los padres conocen esta situación antes que el
propio centro y si este no la afronta verá mermado su prestigio, su número de
alumnos (sobre todo si es un centro privado)…y su autoridad moral. Se abona, de
forma sutil, el campo del descontento y de la protesta, que quizá se manifieste
en otros aspectos y momentos.
Principales drogas en el
mercado
Anfetaminas: son sustancias simpatomiméticas con aplicaciones
terapéuticas y, por tanto, pueden obtenerse mediante receta médica (Dexidrine).
Las dosis altas producen pérdida del apetito y sensación de aumento de energía
y potencia. Entre los efectos nocivos están el aumento de la presión sanguínea,
arritmias, paranoias, ansiedad, alucinaciones y comportamientos psicóticos. Los
efectos duran de 2 a 4 horas.
Barbitúricos: son depresores del sistema nervioso central que se
emplean como sedantes, hipnóticos y anticonvulsionantes. Producen una
embriaguez parecida a la originada por el alcohol. Producen dependencia tras el consumo de unos
400mg/día durante 2-3 meses y los síntomas de su retirada en esta fase pueden
producir la muerte. Se detecta en la orina en los 4-7 días posteriores al
consumo
Benzodiazapinas: son medicamentos que se recetan para combatir
la ansiedad o los problemas con el sueño, como sedantes, para combatir ciertos
desórdenes y en el abandono del alcohol. Producen dependencia tras su uso
regular durante varios meses. Cuando se interrumpe drásticamente el consumo
puede producir, trastornos gastrointestinales y del sueño, pérdida del apetito,
debilidad, temblores, fatiga, ansiedad y cambios en la percepción. Se detecta
en la orina hasta los 3-7 días siguientes al consumo.
Cocaina: potente estimulante del sistema nervioso central que
inicialmente origina una euforia y energía extrema, provocando posteriormente
temblores y espasmos. Efectos físicos: dilatación de pupilas, aumento de pulsaciones, y del ritmo de respiración, así como de la
temperatura del cuerpo. Se consume por vía nasal, intravenosa o fumada. Se
elimina por la orina y puede ser detectada hasta 24-48 horas después de su
consumo.
Base libre: es una forma de
cocaína que se obtiene convirtiendo químicamente el clorhidrato de cocaína de
la “calle” en una sustancia más pura y alterada. Esta sustancia se fuma y
multiplica los efectos de la cocaina
Marihuana: el ingrediente activo es el Tetrahdrocannabinol, que
produce euforia. Puede dañar la memoria y causar confusión y ansiedad
transitoria, altera el sentido del tiempo y reduce la capacidad d concentración.
Los efectos inmediatos son: aumento de los latidos del corazón y el pulso,
enrojecimiento de los ojos y sequedad de boca y garganta. El consumo durante
largo tiempo se asocia a comportamientos desordenados. Se detecta en orina
hasta 3-10 días posteriores al consumo.
Metanfetamina: tiene relación química con la anfetamina pero sus
efectos son mayores. Se toma por vía oral, inyectada o inhalada. Efectos:
euforia, hiperactividad, aumento de energía, pérdida del apetito, aumento de la
presión sanguínea y arritmias. Efectos más graves: ansiedad, paranoia,
alucinaciones, conducta psicopática y, en ocasiones, depresión y agotamiento.
Detectable en orina durante 3-5 días.
Éxtasis o MDMA: droga de síntesis química que produce en el cerebro
empatía, sociabilidad, euforia, desinhibición, verborrea, inquietud, agobio,
confusión e hiperactividad. Efectos físicos: sudoración, taquicardia, dilatación
de pupilas, temblores, deshidratación, aumento de la temperatura corporal e
hipertensión. Riesgos orgánicos:
cardiopatía isquémica, hemorragias e infartos cerebrales, insuficiencia renal…
Hay más drogas (monguis, pegamento, heroína, etc.), pero estas son las
de consumo más frecuente.
Prevención del consumo
de drogas en adolescentes
Aunque ya he ido dando pistas,
vuelvo a insistir aquí en ellas:
- La adolescencia es una etapa evolutiva de crisis de identidad, temores, crisis existencial y soledad… en la que existe una mayor probabilidad de consumir drogas
- Un hogar equilibrado, con los dos cónyuges, con buena comunicación entre padres e hijos, en el que se comparte tiempo, los hijos cuentan lo que les ocurre , …es una barrera para este y otros problemas.
- Los límites a los hijos desde pequeños fortalecen su voluntad y autodominio, que le ayudarán a decir “no” en estas y otras cuestiones nocivas para su desarrollo. Los caprichos y las cesiones conforman una personalidad débil, propensa a los tropiezos en temas importantes.
- La forma que tienen los padres de ejercer su autoridad influye. Son muy perniciosos el estilo autoritario (esto es así porque lo digo yo) y el excesivamente permisivo (ellos se educan solos)
- Durante la adolescencia influye mucho el grupo de iguales. Es bueno conocerlos y facilitar que pasen por casa.
- Si hay fracaso escolar hay que ponerle remedio desde las primeras manifestaciones, ya que produce baja autoestima y una tendencia a rehuir el sufrimiento interno por vías rápidas. Hay que evitar exigir al hijo más de lo que puede dar, enseñarle desde pequeños a tener un horario exigente y equilibrado, darle responsabilidades en casa que le ayuden a sentirse valioso y responsable, etc.
- La práctica habitual de algún deporte va en la dirección contraria al consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias. Animarlos dese pequeños a hacer deporte, es una buena estrategia.
- Un ambiente en casa de excesivos estímulos placenteros, son una razón y una justificación para el consumo. Si mi padre o madre toman cada día varias cervezas o vinos, algún cubata, dedican tiempo a la televisión, no se privan en la comida, se dan caprichos de forma habitual….No es de extrañar que el hijo experimente con estas y otras fuentes de placer y termine enganchado a alguna.
- Educar en la sinceridad ayuda al conocimiento propio y a una comunicación de calidad con los padres.
- Que los padres tengan un estilo de vida que haga atrayente el vivirla, con principios sólidos como el esfuerzo, la generosidad con los demás, la comprensión, el perdón, la tolerancia, el cariño, el amor…, hace difícil que uno se encuentre atraído por un modelo de peor calidad.
Indicios de consumo
Objetos extraños, como papel de liar tabaco, pipas pequeñas, trozos
de cartón liado, papel de aluminio, jeringuillas, filtros de cigarrillo,
pastillas desconocidas, sustancias envueltas en papel,…pueden inducirnos a
pensar que nuestro hijo está consumiendo drogas, pero hay que ser prudente
antes de alarmarse. Como dije al principio hay que intentar constatar,
comprobar, antes de alarmarse sin razón.
Conducta típica del consumidor: disimulo, superficialidad,
mentiras, secretos
Forma de detectar el consumo de drogas:
·
En
sangre: a las pocas horas de consumir
·
En
saliva: hasta dos días después
·
En orina:
de días hasta meses. Cannabis, hasta 3 meses
·
Pelo:
de meses a años
Quiero terminar este apartado
diciendo que hay test en el mercado que sirven para detectar el posible consumo
de drogas por parte de nuestro hijo, pero desaconsejo su uso. Primero porque
tienes que conseguir el material orgánico que exige el test, indicado en el
párrafo anterior, siendo el riesgo de
que nos coja con las manos en la masa , muy alto. Segundo, porque si tu hijo
detecta que no confías en él, ahondas en la mala comunicación, agresividad. Por
último, desconozco si hay algunas implicaciones legales relacionadas con la
intimidad de tu hijo.
Sé que mi hijo consume,
¿qué hago?
No es lo mismo consumo esporádico
que adicción o dependencia. En una ocasión asistía a una exposición divulgativa
de un prestigioso psiquiatra a estudiantes universitarios. Al comenzar a hablar, hizo un recorrido visual
por la estancia y dijo lo siguiente,…”el 80% de los que estáis aquí habéis
probado un porro”. Mi primera reacción fue pensar que se había pasado, pero
nadie de los que allí estaban se quejó…,
lo mismo pensaban que estaban en el 20% y que lo dicho afectaba a los otros.
He visto a muchos chavales
jóvenes que han probado un porro, los padres se han enterado, han puesto los
medios adecuados y todo se quedó en una anécdota. Uno que me viene a la cabeza
es un joven ingeniero industrial con una vida muy equilibrada. Otro un juez que
celebró su oposición con algunos porros y ahí se quedó el tema.
Gracias a Dios no me he
encontrado con muchas situaciones de adicción, pero cuando han llegado los
padres buscan ayuda porque se encuentran desbordados, desorientados,
desalentados…. Si estamos hablando de adolescentes, la adicción puede no ser
muy fuerte. En cualquier caso, sea la adicción mayor o menor, estamos ante una
enfermedad y de poco valen gritos, amenazas, reacciones estridentes…
En una enfermedad el enfermo
requiere de un buen médico, un buen diagnóstico, el tratamiento más adecuado, y
apoyo-acompañamiento de la familia más cercana. Esto se traduce nuevamente en
límites, adquisición de rutinas, ruptura con círculos de amistades perjudiciales,
cambios de entornos, etc.
En cuanto a los especialista a
los que acudir recomiendo un psiquiatra, con experiencia en el tratamiento de adicciones, que combinen
medicación y psicoterapia. En muchos sitios también nos encontramos con CPD’s
(Centro Provincial de Drogodependencias). En los casos más extremos hay centros
privados de desintoxicación, algunos de ellos vinculados a la Iglesia.
Se trata de identificar el
problema, ver su intensidad, analizar las causas y poner el remedio, con
grandes dosis de paciencia, perseverancia y optimismo, porque las soluciones no
son rápidas.
José Antonio de la Hoz
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