jueves, 21 de mayo de 2015

La importancia del padre en la educación de los hijos


Cae en mis manos un informe de 2015, del Instituto Internacional de Estudios sobre la Familia, que estudia “la importancia de la figura paterna en la educación de los hijos”, elaborado por María Calvo, profesora de la Universidad Carlos III e investigadora visitante de la Universidad de Harvard.  Os aconsejo su lectura completa porque yo voy a exponer las ideas que más me han llamado la atención, con todos los riesgos que ello comporta. Podéis acceder a él pinchando en http://www.thefamilywatch.org/act-9inf-es.php

Pues ahí va la selección de ideas, no sin antes remarcar que el informe está elaborado por una mujer:
  • “El gran énfasis que durante años se ha puesto en conseguir la emancipación de la mujer ha provocado un fenómeno colateral con el que nadie contaba: un oscurecimiento de lo masculino, cierta indiferencia, cuando no desprecio, hacia los varones y una inevitable relegación de éstos a un segundo plano. Esta situación, si bien puede ser lógica - han sido muchos los siglos de dominación masculina -, no debe ser ignorada o minusvalorada, pues una crisis del varón nos conduce - igual que si se tratase de la mujer - a una crisis de la sociedad entera”.
  • La función paterna ha sido devaluada. El modelo social dominante es la relación madre – hijo. El padre es prescindible o es aceptado en la medida en que es una segunda madre. Las madres exigen a los padres que atiendan a los hijos como lo hacen ellas.
  • La opción política y social  a favor de la mujer ha provocado una profunda crisis de la figura del padre, capaz de generar  un desequilibrio en la sociedad  muy grave a corto plazo si no se toman las medidas adecuadas.
  • Los estudios demuestran una serie de diferencias cualitativas entre los niños que han crecido con o sin padre. Los niños que se han beneficiado de la presencia de un padre interesado en su vida académica, emocional y personal, tienen mayores coeficientes intelectuales y mejor capacidad lingüística y cognitiva; son más sociables; tienen mayor autocontrol; sufren menos dificultades de comportamiento en la adolescencia; sacan mejores notas; son más líderes; tienen la autoestima más elevada; no suelen tener problemas con drogas o alcohol; desarrollan más empatía y sentimientos de compasión hacia los demás; y cuando se casan tienen matrimonios más estables
  • Actualmente, muchas familias sufren el denominado por los psicólogos “síndrome de la función paterna en fuga”: aunque el padre está presente físicamente no ejerce su papel. Por el contrario, prevalece un matriarcado social y educativo, que perjudica el correcto y equilibrado desarrollo de los hijos al favorecer personalidades individualistas y narcisistas, pues la madre y su función materna no es por lo general capaz de limitar los deseos de omnipotencia del niño.   Sufrimos actualmente lo que David Gutmann denomina la "desculturización de la paternidad", cuyo principal y más patente resultado es la fragmentación de la sociedad en individuos atomizados, aislados unos de otros, y extraños a las necesidades y bienestar que demanda la familia, la comunidad y la nación.
  • Son muchas las madres que recriminan a los padres por no educar  a los hijos como lo hacen ellas. Los hijos captan estas recriminaciones y pierden el respeto a los padres, a los que consideran inútiles y patosos en todo lo que tenga que ver con la educación y la crianza.  En este clima social el padre considera su autoridad como un lastre y su ejercicio le genera mala conciencia, por lo que intenta ir de “amigo” de su hijo en lugar de ejercer la función paterna que le corresponde.
  • Los padres de parejas separadas o divorciadas que solo ven a sus hijos algún fin de semana, acaban cambiando la relación padre-hijo por una relación de “colegas”. En lugar de ayudar con los deberes o formar en valores llevan a sus hijos de compras, al cine o a cenar. Los estudios demuestran que en muchos casos los padres divorciados poco a poco van perdiendo el contacto hasta que finalmente dejan de ver a sus hijos definitivamente..
  • Como afirma Savater: ―El padre que no quiere figurar sino como “el mejor amigo de sus hijos”, algo parecido a un arrugado compañero de juegos, sirve para poco...Y desde luego las instituciones públicas de la comunidad sufren una dura sobrecarga pues cuanto menos padres quieren ser los padres más paternalista se exige que sea el Estado”.
  • El padre, habiéndose ausentado, física o psíquicamente, no juega ya su papel de “separador” que es el que, precisamente, permite al niño diferenciarse de la madre, y se produce una insana mutua interdependencia. Así, es probable que en la adolescencia el niño utilice la violencia-transgresión para afirmar su propia existencia. Las madres no logran hacerse obedecer e incluso en ocasiones llegan a ser agredidas por un hijo al que no han puesto límites. El niño que ha tenido una relación excesivamente estrecha con su madre, acaba sintiéndose “devorado” por ésta, la ve como un impedimento a sus deseos de autoafirmación y masculinidad y suele reaccionar contra ella con desprecio y agresividad. Gurian advierte de la sólida relación estadística existente entre los niños problemáticos y violentos y los niños sin padre.
  • Los padres ejercen una importante influencia en el nacimiento y desarrollo de la capacidad de autocontrol en los hijos, que tiene posiblemente un papel importante en las adicciones (Stern, Northman & Van Slyk, 1984). De hecho el 50% de los toxicómanos en Francia y en Italia provienen de familias monoparentales (Olivier, 1994).
  • Según el sociólogo Peter Karl los niños que pasan más del 80% de su tiempo con mujeres, luego en la madurez no saben cómo actuar como hombres. El padre es el puente humano que une al hijo con la vida pública de compromiso y responsabilidad.
  • El psiquiatra infantil Muñoz Farias señala que “los niños criados sin padre generalmente sufren trastornos en la adolescencia, porque no encuentran una identidad. Hablamos de inseguridad, soledad y depresión,  que pueden plasmarse en el fracaso escolar, consumo de drogas y vagancia. En definitiva, no tienen la capacidad para controlar sus impulsos y no pueden autorregularse”. Los investigadores de la Universidad de Texas, Ronald y Jacqueline Angel, señalan que "El niño que crece sin padre presenta un riesgo mayor de enfermedad mental, de tener dificultades para controlar sus impulsos, de ser más vulnerable a la presión de sus padres y de tener problemas con la ley. La falta de padre constituye un factor de riesgo para la salud mental del niño".

Antes de terminar hago alusión  a una selección de datos recogidos en el informe, referidos a EEUU dónde  llevan años investigando sobre  las consecuencias de la ausencia de la figura paterna en la sociedad:
  •  Los hijos sin padre tienen experiencias sexuales antes y en mayor medida.
  •  La proporción de abandono escolar y criminalidad es mayor.
  • Mayor incidencia de enfermedades mentales y suicidio.
  •  Mayor incidencia de problemas de identidad sexual y emocionales.
  • El 80% de adolescentes en hospitales psiquiátricos provienen de familias rotas.
  • Los niños criados sin padre son menos solidarios y empáticos y tienen menos capacidad intelectual.
  • El 43% de los chicos en prisión crecieron en hogares monoparentales.
  • El 72% de los que cometieron algún asesinato y el 60% de los que cometieron una violación crecieron sin padre.
  • Las alteraciones en el sueño, como terrores nocturnos y pesadillas, suelen aparecer entre uno y tres meses después de que el padre desaparece del hogar.
  • Son más agresivos, tienen menos autocontrol y escaso sentido de culpabilidad.
  • El 85% de los jóvenes con desórdenes de conducta provienen de familias sin padre.
  • Los chicos sin padre protagonizan el 71% del abandono escolar en secundaria.
  • El 70% de los chicos internados en reformatorios crecieron sin padre.
  • El 90% de los chicos que se van de casa son de familias sin padre.
  •  ……., etc.

Termino con dos fraseas, la primera de Santiago Ramón y Cajal “La mujer venera a sus padres; estima y a veces admira a su marido, pero solo adora verdaderamente a sus hijos”. La segunda es de Stendhal , “un hijo es un acreedor dado por la naturaleza, al padre y a la madre”


José Antonio de la hoz

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