miércoles, 16 de diciembre de 2015

Dejemos a los niños que escojan sus juguetes y no las ideologías

Hace unos días visitaban Granada dos sobrinos de cuatro y nueve años. Iban a  pasar el Puente de la Inmaculada  con sus padres y estos nos los  iban a dejar unas horas  para celebrar su aniversario de bodas. Para ocupar el tiempo de los niños fui a un almacén a comprar unos juegos de mesa adecuados a su edad. Al llegar al establecimiento  un empleado me indicó el pasillo donde encontraría lo que buscaba y cuando ya estaba en él, buscando los juegos, me encontré a un matrimonio joven con su hija que tendría en torno a cuatro años. 

La niña quería una muñeca pero el padre ponía empeño en que su hija comprara un juguete "más masculino". Ella se negaba diciendo que no le gustaba y que "era de niños". El padre le respondía airado que no había juguetes de niños o de niñas. Con aire distraído atendí a la conversación que terminó con el disgusto de la niña por no poder elegir su muñeca porque "papa quería que escogiera juguetes de niños"

El padre tenía toda la apariencia de ser una persona normal, en el que ha calado el "discurso de la Ideología de Género" y "trata de imponerla" en su familia, convencido de que es lo mejor aunque con ello hiciese sufrir a su propia hija.

Hace un tiempo me llamo la atención un vídeo que aparece en Youtube y que se encuentra simplemente poniendo  en el apartado de búsqueda "la Paradoja noruega". En el se desmonta la parte perniciosa de la Ideología de género, la que pretende hacernos a todos iguales por decreto - como todas las ideologías- y la que convierte el sexo en algo que se escoge. Pues bien Noruega es, según la ONU, el país con más igualdad, donde más se invierte en esta ideología, con organismos públicos creados para su instauración, pero dónde las mujeres y los hombres  siguen escogiendo las profesiones de siempre, los niños siguen queriendo los juguetes de siempre, etc. Invito a ver este vídeo, recorte de un programa del Jordi Évole noruego, en el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=pLu78uzKyY0 . No tiene desperdicio.



martes, 15 de diciembre de 2015

¿La inteligencia del niño es fija o maleable? Consejos para padres y profesores


En la anterior entrada hacía referencia a 20 principios de la psicología para enseñar y aprender mejor, diseñados por la  Coalition for Psychology in Schools and Education, bajo los auspicios de la APA (American Psychological Association). Por razones de espacio solo enumere los principios. En esta entrada recojo una interpretación personal de las implicaciones para padres, profesores  e hijos del primero de ellos. Me baso en la  explicación  recogida en este enlace  http://goo.gl/ykG53q , pero que sintetizo y comento  con el objetivo de facilitar su lectura, sin dejar de ser consciente de que el resultado final va a tener menos calidad que el original. Añado, en cursiva, algún comentario personal mío Pues bien, una vez hechas las aclaraciones, vamos a la tarea:

PRIMER PRINCIPIO: Las creencias o percepciones que los estudiantes tengan sobre su inteligencia y capacidad afectan a su aprendizaje y funcionamiento cognitivo.

Valoraciones prácticas  para padres y profesores :
  • Los estudiantes persuadidos de que la inteligencia es una capacidad maleable y no fija son más capaces de enfrentarse a tareas difíciles, son menos sensibles a las críticas negativas y se recuperan mejor de sus fracasos. Ocurre lo contrario con los estudiantes convencidos de que la inteligencia es una capacidad fija.
  • Los estudiantes convencidos de que la inteligencia es fija atribuyen sus fracasos a la falta de inteligencia. Los persuadidos de que es maleable, variable,… atribuyen sus fracasos a la falta de esfuerzo. Esto último es controlable, mientras que la falta de capacidad no. Es pues más fácil motivar al que ve su fracaso como algo reversible (falta de esfuerzo).
  • Si los padres o profesores huyen de las etiquetas  negativas y  positivas mal administradas  y convencen a los hijos/alumnos de que los resultados son fruto de la dedicación, el esfuerzo y el uso de las estrategias de aprendizaje adecuadas, partirán de un mejor posición para motivarlos y hacerlos resistentes a la frustración y el fracaso. Atribuir el fracaso a la falta de capacidad lleva al estudiante a tirar la toalla. Ejemplo: los padres no deben juzgar a sus hijos diciéndoles que son “tontos” o “inútiles” –sobre todo en la infancia- ya que están promoviendo que en el futuro  tiren la toalla con facilidad ante tareas o problemas con cierta dificultad.
  • Alabar al alumno cuando resuelve con rapidez  una tarea sencilla es llevarlo a pensar que la inteligencia depende de la velocidad y de la no necesidad de esfuerzo. Esta asociación es problemática cuando el alumno tiene que resolver tareas más difíciles que requieren más esfuerzo y tiempo.
  • Los profesores deben dirigir los elogios al esfuerzo del alumno y al uso de las estrategias de aprendizaje adecuadas, no a su capacidad. Ejemplo: si elogiamos a un alumno cuando resuelve una tarea sencilla esto puede asociar el elogio a su falta de capacidad, al creer que lo usa para animarlo por su falta de capacidad.
  • Un alumno puede rehuir una tarea compleja para evitar que juzguen su capacidad. Puede pensar de la siguiente forma:  “si no la hago no me equivoco y así nadie me juzga”.  De nuevo, el profesor ha de juzgar el rendimiento y evitar juzgar la capacidad.
  • Cuando un alumno recibe ayuda no solicitada  de su profesor o afecto ante un fallo y otro alumno o la mayoría de los alumnos no la reciben, puede interpretar que tiene baja capacidad.
  • No me ha dado mal resultado usar el elogio en público, en la línea de lo expuesto hasta ahora y la corrección en privado evitando humillar, usando propuestas y consejos constructivos, sin evitar la verdad.
  • Todo lo anterior confirma el principio de que cada alumno necesita una atención individualizada, en función de sus características y contexto, es correcto.
Termino, como siempre, con una frase. En este caso de Howard Gardner, psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard:

"La inteligencia no se puede medir con un coeficiente"

José Antonio de la Hoz

Fuentes: blog de Javier Touron y página de la Asociación Americana de Psicología.





jueves, 3 de diciembre de 2015

Como enseñar y aprender según la Asociación Americana de Psicología

A través un artículo  del catedrático Javier Tourón llego a la página de la AMERICAN PSYCHOLOGICAL ASSOCIATION - a la que podéis acceder pinchando aquí http://goo.gl/ykG53q -, repleta de interesantísimos estudios y artículos. Me fijo en uno especialmente útil para padres, profesores y educadores en general, que recoge 20 PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA PSICOLOGÍA PARA LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE,  DESDE LA EDUCACIÓN INFANTIL HASTA LA ENSEÑANZA SECUNDARIA.

Creo que contribuimos notablemente a mejorar la sociedad y el futuro de las personas si sabemos cómo enseñar y conocemos mejor cómo se produce el aprendizaje. Por eso, sin más, paso a recoger estos 20 principios. La explicación de cada uno de ellos aparece en el enlace que os he indicado al principio. Son cortas y ayudan a comprender algunos términos técnicos de difícil comprensión para los que no sean profesionales de la enseñanza o la psicología.

PRINCIPIOS:
  1. Las creencias o percepciones que los estudiantes tengan sobre su inteligencia y capacidad afectan a su aprendizaje y funcionamiento cognitivo.
  2.  Lo que los alumnos ya saben afecta a su aprendizaje.
  3. El desarrollo cognitivo de los estudiantes  y su aprendizaje no está limitado por los estadios generales del desarrollo.
  4. El aprendizaje está basado en el contexto, por lo que la generalización del mismo a nuevos contextos  no se realiza de manera espontánea, sino que debe facilitarse.
  5. La adquisición de conocimientos y habilidades a largo plazo depende en gran medida de la práctica.
  6. Un feedback a los estudiantes claro, explicativo y a tiempo, es importante para el aprendizaje.
  7. La autorregulación de los estudiantes ayuda al aprendizaje, y las habilidades de autorregulación se pueden enseñar.
  8. La creatividad del estudiante puede fomentarse.
  9. Los estudiantes tienden a disfrutar del aprendizaje y tienen mejores resultados cuando su motivación es más intrínseca que extrínseca.
  10. Los estudiantes persisten en las tareas que plantean desafíos y procesan la información con mayor profundidad cuando adoptan metas de dominio.
  11. Las expectativas de los profesores sobre sus estudiantes afectan a las oportunidades de estos para aprender, a su motivación y a los resultados de su aprendizaje.
  12. Los objetivos a corto plazo (proximales), específicos y que planteen desafíos moderados, motivan más que los objetivos a largo plazo (distales), generales y que planteen desafíos muy exigentes.
  13. El aprendizaje se encuentra situado dentro de múltiples contextos sociales.
  14. Las relaciones interpersonales y la comunicación son fundamentales tanto para el proceso de enseñanza- aprendizaje como para el desarrollo social y emocional de los estudiantes.
  15. El bienestar emocional influye en el rendimiento educativo, el aprendizaje y el desarrollo.
  16. Los estudiantes pueden aprender cuáles son las expectativas de interacción social y de conducta  en el aula  a través de una formación eficaz y principios conductuales demostrados.
  17. La gestión eficaz del aula se basa en: a) Fijar y transmitir grandes expectativas, b) fomentar de manera consistente relaciones positivas y c) proporcionar un alto nivel de apoyo a los estudiantes.
  18. Tanto la evaluación formativa como la sumativa son importantes y útiles, pero hay que aplicarlas e interpretarlas de distinto modo.
  19. La mejor manera de evaluar las habilidades, conocimientos y capacidades de los estudiantes es mediante procedimientos fundamentados en la psicología y estándares bien definidos de calidad e imparcialidad.
  20. Para valorar correctamente los datos de evaluación es necesario interpretarlos de manera clara, adecuada e imparcial.
Termino, como siempre, con una frase. En esta ocasión de Horace Mann, considerado como el padre de las Escuelas Públicas de los EEUU:

"El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío"

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Los padres no son súbditos de sus hijos


Este es el titular de una entrevista de Carlota Fominaya a la psicóloga Silvia Álava, publicada en el periódico ABC el día 5 de este mes.

Recojo dos de las  ideas que más me llaman la atención de esta entrevista y añado un comentario personal. La PRIMERA es el título de esta entrada : "Los padres no están para servir a sus hijos. No son sus súbditos". Efectivamente, el mejor servicio que los padres pueden prestar a sus hijos es EDUCARLOS y eso implica ejercer como padres, que conlleva exigirles todos los días y manifestarles cariño. Exigir poniendo normas, favoreciendo la aparición de hábitos y competencias y fomentando su autonomía de forma progresiva, en función de la edad y circunstancias personales de cada uno. 

En la educación de los hijos hay momentos de crisis. Uno de ellos proviene del choque entre la visión madura de los padres y la voluntad virgen de los hijos. No hay crecimiento personal sin esfuerzo y los padres deben motivar para el esfuerzo y exigir ese esfuerzo. Si el ejemplo va por delante todo es más fácil; es difícil exigir desde la comodidad porque se pierde fuerza y credibilidad.

Querer a los hijos no es darles la razón en todo ni ceder a sus caprichos, eso más bien es hipotecar su desarrollo personal y su futuro. Quererlos es dedicarles  un cariño incondicional que implica besos, abrazos, frases...y aceptarlos como son, sin ponerles etiquetas peyorativas, sin compararlos, sin humillarlos, acompañándolos en su desarrollo y exigiéndoles. Esto y ser "padres súbditos" es incompatible. Si  hay que adjudicar algún rol a los padres ese es el de LIDER, pero un líder atractivo, por los valores que refleja en su comportamiento, por su espíritu positivo y por su coherencia, entre otros aspectos.

Para no alargarme, recojo una segunda frase y os dejo al final el enlace a la entrevista completa. Pues bien la SEGUNDA  es la siguiente: "No existe el padre perfecto ni la madre perfecta".  Hay que formarse para ser padres, pero a sabiendas de que la perfección no existe, es más, hay un síndrome que se estudia en psiquiatría que es el "Síndrome Anancástico", que provoca al que lo tiene un elevado nivel de ansiedad. Hay que aspirar a hacer las cosas lo mejor que se puedan, pero sin obsesionarse, ni obsesionar a los que nos rodean con la perfección. Para ir a lo práctico:
  • No hay que exigir a los hijos en todo. Hay que exigir en una o dos cosas importantes en cada momento, buscando la aparición de un hábito o una competencia. Lo que se exige debe ser difícil pero asequible y evaluable. Se alaban los pequeños progresos y se resta importancia a los errores o pequeños fracasos en el proceso de mejora. Es importante alcanzar una meta pero no se desprecia el esfuerzo por conseguirla, porque nos acerca a ella y en el proceso - que incluye errores y fracasos- se generan competencias como la resistiencia a la frustración, la tenacidad o la constancia.
  • Los padres se ponen de acuerdo en los puntos a exigir. No va cada uno por su lado.
  • Nos vamos a equivocar y no perdemos autoridad ante los hijos, más bien la ganamos,  cuando reconocemos nuestros errores y rectificamos.
Termino, como siempre, con una frase. En esta ocasión de  Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), escritor inglés:


"El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia."

José Antonio de la Hoz

Fuentes: http://goo.gl/bDWrhQ


martes, 27 de octubre de 2015

Nuestros niños necesitan que facilitemos su creatividad. Creatividad II

Estoy leyendo un extenso estudio sobre creatividad en la Revista Faros, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, coordinado por José Antonio Marina, filósofo y pensador de reconocido prestigio en el ámbito educativo. En la introducción al estudio realiza algunas afirmaciones que me parecen bastante interesantes, ya que nos ayudan a ver la importancia de facilitar el desarrollo de esta capacidad en los niños, desde el rol de padre o de profesor o desde  cualquier otro que influya en su crecimiento personal y/o profesional. 

Como introducción recojo una afirmación que oí hace poco sobre el tema: "muchos de los niños de hoy van a terminar trabajando en profesiones que hoy día no existen". Pues, sin mas, ahí van - entrecomillados-  esos trozos de la mencionada introducción.

Howard Gardner (2011) –profesor e investigador de las universidades de Harvard y Boston-  cree que la inteligencia necesaria para construir el futuro tendrá que ser disciplinada, sintética, CREATIVA, respetuosa y ética. La consultora McKinsey calcula que el 70% del crecimiento de los países lo producen puestos de trabajo creativos y que, por lo tanto, la creatividad va a ser una condición indispensable para la prosperidad de las naciones y para conseguir un buen empleo.

Conociendo estos datos, resulta muy inquietante que expertos como Ken Robinson afirmen que «la escuela mata la creatividad». No es una opinión aislada. El primer capítulo del libro dirigido por Ronald A. Beghetto y James C. Kaufman, Nurturing Creativity in the Clasroom, se titula Cómo anular el pensamiento creativo en el aula. Robert J. Sternberg, uno de los más reputados expertos en el funcionamiento de la inteligencia, también denuncia que en las escuelas se favorece más el pensamiento inerte que el pensamiento creativo. «La creatividad –dice– es un hábito. El problema es que la escuela a veces lo considera un mal hábito». Teresa Amabile –experta en creatividad de la Harvard University– ha llamado «dilema educativo» a esta tensión entre la enseñanza de hábitos cognitivos y la de hábitos creativos. Para Dan K. Simonton, especialista en historiografía de la creatividad, más del 60% de las personas más influyentes del siglo XX –incluidos Steve Jobs, Bill Gates o Craig Vender– fueron malos estudiantes.

Martina Leibovici-Mühlberger coincide plenamente y cita el dicho popular: «La educación prepara a la generación futura para las décadas pasadas». Si esto es así, parece que la escuela se ha quedado apartada del caudaloso río de la creatividad, lo que plantea un problema de envergadura.


Daniel Innerarity,en su libro La democracia del conocimiento (2011) escribe: «La creatividad es una de esas cosas de las que todo el mundo habla y nadie conoce». Y subraya la paradoja de que pretenda enseñarse lo imprevisible."

Una vez terminado el entrecomillado, solo deciros que continuaré leyendo el estudio y haciendo un resumen de lo más interesante para padres, profesores y educadores en general.

José Antonio de la Hoz

jueves, 8 de octubre de 2015

¿Es necesario que tus hijos sean creativos? ¿Cómo inculcamos esta cualidad?

Cae en mis manos un interesante y extenso estudio sobre la creatividad de la Revista Faros, coordinada por el filósofo e investigador José Antonio Marina, que me da pie a leer y reflexionar sobre esta cualidad,  tan necesaria para triunfar en un mundo, como el nuestro, en permanente cambio. Resumo algunas ideas que aparecen en el estudio y añado otras de mi cosecha. Ojala que el resultado sea útil.

La creatividad lleva a producir cosas diferentes,  nuevas, porque se asocian ideas de forma diferente a como se venía haciendo. Implica innovación, andar por caminos distintos, para conseguir soluciones distintas a los retos de siempre y otros nuevos que se descubren. Es una capacidad atractiva cuando establece vínculos con la eficiencia,  el progreso y la mejora de las condiciones de vida propias y ajenas. Repercute en la producción de lo tangible, en la generación de ideas, procesos y productos, afectando a todos los entornos del ser humano y a la sociedad en la que convive.

Todos tenemos el duende de la creatividad porque es una operación de la inteligencia y todos los seres humanos somos inteligentes, pero en el proceso creativo también están implicados los diferentes tipos de memoria (corto, medio y largo plazo). Serán el entorno y la propia genética los factores que potencien o frenen esta cualidad en cada ser humano. Esos factores nos pueden conducir a la mera repetición de lo ya conocido, con ligeros progresos, o a la genialidad más excelsa.

Los estudios más recientes parecen indicar que en la creatividad están implicadas muchas áreas del cerebro de forma coordinada. José Antonio Marina señala que “las funciones ejecutivas, alojadas en la corteza prefrontal, son esenciales en el proceso creativo”.

Parece que las personas que en edades tempranas han tenido unas condiciones de vida más duras o han estado obligados a ser más independientes de lo habitual, han podido desarrollar más esta cualidad; aunque es estimulable en todos, sobre todo en la infancia. De lo que no cabe duda es de que somos más creativos cuando nos enfrentamos a retos, a problemas, y tenemos que tomar decisiones propias para solucionarlos. Por eso, entre otros motivos, es importante que los niños tengan pequeñas responsabilidades en casa desde pequeños. Al principio habrá que acompañarlos y enseñarles el camino de la solución, pero progresivamente hay que terminar reduciendo apoyos.

No hay forma científica de cuantificar esta capacidad, pero todos la identificamos  en las personas que la tienen más desarrollada. No hay estudios que nos confirmen si es buena o mala para el desarrollo del niño, pero casi todos la deseamos para nuestros hijos.

El sistema educativo actual no la favorece  porque se basa en adquirir conocimientos y manejar procesos que ya se conocen. No se fomenta el cuestionamiento y el acercamiento crítico hacia el saber heredado. Un mundo tan cambiante como el actual parece que necesita de un modelo educativo más dinámico que favorezca la permanente adaptación del individuo.

Los padres pueden fomentarla  en sus hijos usando la curiosidad y la capacidad de asombro, en la vida cotidiana;  de la creatividad académica y científica debe encargarse el centro escolar. Las rutinas y los hábitos son necesarios para su desarrollo y no son incompatibles con esta cualidad. Les aportan seguridad y una base de trabajo y posible mejora donde aplicar la creatividad.

Hay factores que contribuyen a bloquear la creatividad de, como el miedo al error o al ridículo, o  un ambiente familiar, escolar….cultural, contrario a esta cualidad.

Aumenta la calidad del ser humano y de la sociedad en la que convive y fomenta el desarrollo de otras cualidades que están relacionadas con ella: la flexibilidad, el emprendimiento, la adaptación al cambio, la resiliencia, la laboriosidad, etc. Por eso es importante que se fomente desde la escuela, desde la familia y desde las instituciones.

Para terminar con esta primera entrada sobre la creatividad dejo, como siempre, una frase. En esta ocasión de Akio Morita, físico japonés y confundador de Sony:

“Mi solución al problema de desatar la creatividad es siempre la de establecer un objetivo”

José Antonio de la Hoz

Fuentes: Revista Faros  http://goo.gl/3gsP3a


viernes, 18 de septiembre de 2015

La pobreza afectaría al desarrollo cerebral de los niños

El barrio en el que un niño vive, la extracción social de sus padres, la formación y capacidad económica de estos, el colegio y los demás factores que integran su ENTORNO, sobre todo en la infancia y la adolescencia, influyen en su desarrollo físico y psíquico. Nunca dejamos de ser libres y siempre podemos escoger las respuestas que damos a los estímulos que recibimos de nuestro entorno pero, por decirlo de una forma rápida, unos son más libres que otros.  Pienso que esto debe llevar a los que más tienen, porque han disfrutado de entornos muy favorables, a ser especialmente sensibles con los que no disfrutan ni han disfrutado de esas circunstancias. No me refiero solamente a la capacidad económica, que indudablemente abre el abanico de opciones educativas para los hijos; hay aspectos como la calidad de la relación de los padres que influyen notablemente en el desarrollo de los hijos ( ver http://goo.gl/VfZr90 ).

Todo lo anterior es corroborado por numerosos estudios científicos. A continuación recojo, entrecomillado, el resumen de uno que aparece en la Revista de Neurología:

"La pobreza parece afectar al desarrollo del cerebro de los niños, dificultando el crecimiento de la sustancia gris y poniendo trabas a su rendimiento académico, según un reciente estudio. Estudios anteriores habían mostrado que los niños que viven en la pobreza tienden a rendir menos en la escuela, tienen puntuaciones marcadamente más bajas en las pruebas y no alcanzan un nivel educativo tan alto como sus pares más ricos.

Los investigadores analizaron imágenes de resonancia magnética de 389 niños estadounidenses con un desarrollo cerebral normal, de 4 a 22 años, y evaluaron la cantidad de sustancia gris en el cerebro, además del lóbulo frontal, el lóbulo temporal y el hipocampo
Los niños que vivían por debajo de un 150% del nivel federal de pobreza tenían un 3-4% menos de sustancia gris en partes importantes del cerebro, en comparación con un desarrollo cerebral normal (p< 0,05). Quienes vivían por debajo del nivel federal de pobreza tenían un 8-10% menos de sustancia gris en esas mismas regiones del cerebro (p < 0,05). Esos mismos niños alcanzaron una media de 4-7 puntos menos en las pruebas estandarizadas (p < 0,05). Los investigadores calcularon que hasta un 20% de la diferencia en las puntuaciones de dichas pruebas podría explicarse por la menor maduración de los lóbulos frontal y temporal.

Según los autores, varios problemas relacionados con la pobreza contribuyen al retraso en el desarrollo cerebral de los niños, como la falta de estimulación por los padres y por el ambiente, niveles altos de estrés, dormir mal, el hacinamiento o una deficiente nutrición."

Como siempre termino con una frase. En este caso de Nelson Mandela:

"La educación es el gran motor del desarrollo personal. A través de ella la hija de un campesino puede convertirse en médica, el hijo de un minero en jefe de la mina o el hijo de trabajadores agrícolas en presidente de una gran nación"

José Antonio de la Hoz 

Fuente: http://www.neurologia.com/sec/RSS/noticias.php?idNoticia=5313 

jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Qué es el TDAH según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM V)?

Pienso que la mejor actitud con los hijos cuando son pequeños es dedicarles tiempo, conocerlos, empezar a corregir lo que no va con constancia y paciencia, y manifestarles nuestro afecto y cariño.

Hay que observarlos pero siendo conscientes de que todo está en sus inicios, vienen con un legado genético que configura parte de su personalidad actual, que se completará con un largo periodo de aprendizaje en el que los padres tienen y tendrán la responsabilidad más importante.

En los primeros años de vida de un niño casi todo está por hacer y por aprender. Casi todo está en blanco y digo “casi todo”, porque hay una “parte genética” que puede ayudar u obstaculizar el desarrollo del niño e, incluso, influir en su vida adulta.

Dentro de esa “parte genética” hay un trastorno muy de moda, en el que se ha puesto el foco en los últimos años, llegando a ser sobrediagnosticado. Me refiero al TDAH (Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad).

El DSM V (documento de referencia para los psiquiatras de todo el mundo, elaborado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), recoge una descripción de la enfermedad y todos aquellos elementos que ayudan a su diagnóstico. Trato de resumir esta información a continuación:

El TDAH es una enfermedad que afecta al neurodesarrollo de la persona que se inicia en la infancia. Un 40% de pacientes compensa parcial o totalmente los síntomas en la edad adulta y un 60% los mantiene con distintos grados de afectación. Los criterios y síntomas para su diagnóstico son los siguientes:

CRITERIO A . Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):

1. Inatención

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:

 Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas.

a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).

b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lectura prolongada).

c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).

d. Con frecuencia  no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad).

e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos).

f.  Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo tareas escolares o quehaceres domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos).

g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil).

h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).

i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer las diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas).

2. Hiperactividad e Impulsividad

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:

NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas.

a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.

b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, en situaciones que requieren mantenerse en su lugar.

c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.).

d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.

e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).

f. Con frecuencia habla excesivamente.

g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación).

h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).

i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros).

CRITERIO B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12 años.

CRITERIO C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa, en el colegio o el trabajo; con los amigos o familiares; en otras actividades).

CRITERIO D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.

CRITERIO E. Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).

En función de los resultados se podrán clasificar las siguientes presentaciones:

Presentación combinada: Si se cumplen el Criterio A1 (inatención) y el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses.

Presentación predominante con falta de atención: Si se cumple el Criterio A1 pero no se cumple el criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses.


Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: Si se cumple el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) y no se cumple el Criterio A1 (inatención) durante los últimos 6 meses.

En esta entrada no voy a terminar con una frase o pensamiento sino recomendando un blog a los que queráis profundizar en el tema. Es de un amigo que va a pronunciar la conferencia inaugural del próximo Congreso Andaluz sobre TDAH. El enlace en el que debéis pinchar es el siguiente http://tdahenadultos.blogspot.com.es/ 

José Antonio de la Hoz

jueves, 27 de agosto de 2015

El paso del tiempo no educa a los hijos

Hace unos meses  unos amigos, ambos licenciados universitarios y con una posición económica acomodada, venían a pasar el fin de semana en Granada. Tienen tres hijos, un niño de corta edad, un  preadolescente y un adolescente recién estrenado. Pasé con ellos unas  horas distribuidas en varias tardes, en las que comimos, cenamos, visitamos Granada e  hicimos senderismo.

El hijo mayor no me llama especialmente la atención. Es un adolescente que empieza a buscar su criterio sobre las cosas, con algunos rasgos de rebeldía normales en su edad. El pequeño si  atrae mi interés, por su forma de comportarse: se opone continuamente a cualquier indicación de los padres, manifiesta conductas claramente asociales –en la mesa y con los demás-, amaga con pegar o pega a los padres, hermanos o cualquiera que le lleve la contraria, es muy caprichoso - a veces cruel- y algunas cosas más. Es, en palabras de los padres, una bomba andante.

El último hijo, el pequeño de la familia, suele disfrutar de más concesiones y mimos y, tal vez por eso, puede costar más su educación.

Lo primero que hay que hacer cuando nuestro hijo manifieste estos síntomas es descartar que sean debidos a algún tipo de trastorno. Esto puede resolverse en una consulta con el pediatra.

 El comportamiento relatado puede deberse a un TDAH y da la casualidad de que estoy colaborando – con un amigo experto en la materia- en un curso on line sobre TDAH, dirigido a funcionarios encargados de valorar discapacidades. Le comenté a mi amigo el caso,  pocos días después, para ir clarificando las posibles causas  y me dijo lo siguiente:

  • El niño es muy pequeño todavía para hacer una valoración pero apunta maneras, ya que hay datos del entorno escolar que confirman un comportamiento similar al de la casa. El TDAH se diagnostica cuando aparecen unos síntomas en dos entornos diferentes (ej: familiar y escolar), además de otros requisitos.
  • Hay que analizar el estilo educativo de los padres. Una corrección tibia de los comportamientos señalados va conformando una personalidad egoísta, autoritaria, agresiva, asocial…., con un primer punto inflexión en la adolescencia, que puede ser un auténtico calvario para los padres, si no actúan  adecuadamente en la infancia.

En cualquier caso hay que corregir y educar. Recuerdo una escuela de verano que diseñé y dirigí. La coordinadora estaba desesperaba con el comportamiento de un niño de cinco años y me llamó pidiendo consejo. Fui al colegio y comprobé que el niño “se las traía”; corría de un lado a otro de la clase sin hacer caso de nada ni de nadie. Lo saqué de clase y me lo llevé al patio del colegio, le abrí la puerta y – como no- salió a correr, esperando que yo lo siguiera. Cuando comprobó que no era así se dio la vuelta y volvió con la intención de volver a entrar en clase. Le dije que no entraba, le expliqué los motivos y le puse como condición que pidiera perdón y que obedeciera a la profesora. Me dijo que no y yo le dije que no volvía a clase. Lloró y pataleó, pero a las dos horas estaba callado y dispuesto a pedir perdón y obedecer. Sus buenas intenciones duraron dos días, al cabo de los cuales hubo que repetir la estrategia, que duró quince minutos y con más tiempo de eficacia. Tenía claro que el niño no podía cansarme a mí. Era él quien  debía cansarse y cambiar.

El problema para algunos padres es que quizás no disponen de esas dos horas o  ceden con cierta facilidad por no oír al niño o se sienten abrumados por su "sufrimiento". Quizá ven la actitud del niño como algo pasajero, que se solucionará con el tiempo como por arte de magia, sin ser conscientes de que ellos tienen la responsabilidad de ese cambio.

Con lo anterior quiero hacer ver lo siguiente:

  • No podemos ceder ante los comportamientos de nuestros hijos de corta edad que no van. Se está forjando su personalidad, que no puede ser agresiva, caprichosa, egoísta,… porque influirá en todos sus entornos el resto de sus vidas: en su relación con profesores, amigos, jefes, vecinos, pareja y, por tanto, en su nivel de felicidad. En las capacidades que logre desarrollar y, por tanto, en las metas que pueda alcanzar, etc.
  • Un llanto, un lloro, una reacción agresiva ante una corrección son las armas de un niño de corta edad para conseguir lo que quiere y se atempera con la estrategia adecuada. A unos les valdrá mandarlos  a un rincón de la casa o a una habitación, diluyendo así el chantaje emocional. Otros necesitarán perder temporalmente un juguete. Cada uno conoce a su hijo. 
  • Los avances y mejoras hay que premiarlos con detalles de afecto y reconocimiento, para reforzar el cambio
  • Los dos padres deben ir a una. Si uno desautoriza al otro estamos perdidos. Si uno exige y reprende y el otro se enternece no hacemos nada.
  • Adelantarse a los acontecimientos, por ejemplo en las rabietas por hambre o sueño.
  • Razonar con el niño en frío y explicarles cual es el comportamiento correcto que se espera de ellos (antes de entrar en un supermercado, en una pastelería, etc). En caliente solo vale actuar

Termino, como siempre, con una frase. En este caso de John Ruskin (1819 -1900), crítico y escritor británico: 

"Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía."

José Antonio de la Hoz



viernes, 14 de agosto de 2015

Con el placer hay muchas cosas en juego

Desde hace un tiempo, no mucho, le sigo los pasos a un afamado y joven cocinero con tres estrellas Michelín. Cuando lo ví por primera vez me llamó la atención su aspecto, muy alejado del habitual en la hostelería. Apareció en  un conocido programa de aventura y me sorprendió su forma de ser y de expresarse . En el manifestaba que “era y es claro y directo” y que eso le había  causado algunos problemas. Parece ser que es un icono de la moderna cocina española y los iconos me atraen porque revelan cosas importantes sobre la sociedad que los sacraliza.

Hoy he entrado en la web del restaurante que regenta . Es algo distinta y transmite, desde el principio,  los valores en los que  asienta su trabajo, que son: amor por las cosas bien hechas,  sacrificio, exclusividad, creatividad, innovación”, constancia, paciencia …y algo de provocación. Ha trabajado mucho para alcanzar  el éxito, de forma merecida, desde el emprendimiento y la fe en lo que hace. Su profesión no ha sido un camino de rosas, con jornadas de trabajo de 16 horas de lunes a domingo.

En algún momento habla de que quiere que su negocio no sea solo un restaurante; busca que sus clientes "alucinen". Realmente un restaurante tiene éxito si los que comen en él salen satisfechos, es decir, disfrutan. Pero ese disfrute, y es a lo que voy, es muy necesario en algunos momentos de la semana, del mes y del año, pero no debe pasar de ser un medio y convertirse en un fin, cosa que ocurre en las sociedades occidentales, sin que quizás seamos conscientes del precio que pagamos por ello.

Quiero y deseo que haya cada vez más buenos profesionales de la cocina en España, con prestigio internacional, y en el resto de sectores,  pero también que el placer tenga el sitio adecuado porque nos jugamos mucho todos.

El placer es necesario, pero mal enfocado, - y lo está cuando se convierte en un fin en si mismo- , nos centra en nosotros mismos y convierte a todo lo que nos rodea que no sea placentero en algo a evitar, eliminar, suspender, mitigar,... generando modelos de  comportamiento que nos hunden en la preocupación, cuando no en la angustia, cada vez que vemos un telediario o abrimos un periódico. Todos tenemos experiencia de que cuando suben las horas de placer sube la impulsividad, disminuye el autocontrol, aumenta la agresividad, baja el esfuerzo, anida el egoísmo y con él los comportamientos más o menos disruptivos con nuestro entorno y las personas que están en él. El problema es que el consumo de placer no es algo pasajero en los países desarrollados; está instalado en la vida cotidiana del que esto escribe y del resto de congéneres, con una tendencia clara a doblarnos el pulso. Ha dejado de ser un medio necesario para el equilibrio personal, con límites éticos, para ser "el objetivo", con límites débiles,  muy difusos -quizás solo los legales y con tendencia a sobrepasarlos-, desfigurados por innumerables justificaciones.

A pocos les preocupan que las televisiones, en busca de una mayor audiencia, no establezcan barreras morales en sus contenidos siempre que “distraigan” y “entretengan”, ...aunque luego nosotros o nuestros hijos bajemos el listón de humanidad en nuestra relación con los demás, por mimetismo con lo que se ve. A los hijos se les exige poco y se les pone escasos límites  “porque tienen derecho a disfrutar”, todavía son pequeños, aunque pasados los años suframos a un adolescente autoritario y egoísta, que hemos ido forjando con empeño y dedicación. Los profesores deben mandar pocos deberes, para que “los niños tengan tiempo de jugar”. A los adolescentes les debemos explicar que es el sexo y “cómo usarlo de forma segura y placentera”. Para que no molesten en la ciudad les construimos botellódromos. Y así podríamos seguir, poniendo ejemplos prácticos de como el “hedonismo” se ha convertido en un contravalor que se incrusta con naturalidad en nuestra vida ordinaria, en pequeñas cosas, sin percatarnos del peaje que se paga a corto, medio y largo plazo que no es otro que - a modo de ejemplo- el miedo y la desconfianza hacia los demás y, si me apuras, la angustia y la desazón, que empieza por presentir que nuestros hijos nos verán como un estorbo cuando alcancemos la  vejez.

Cada vez más  nos abrumamos, escandalizamos, acongojamos, alarmamos, asustamos…con noticias que ponen de manifiesto la brutalidad de la que es capaz el ser humano. Hace unos días un conquense asesinaba a dos mujeres jóvenes y las enterraba en cal, una señora tiraba a la basura a su hijo recién nacido, otra degollaba a su hijo de tres meses, un señor asesinaba a sus dos hijas, etc. Es verdad que también sigue habiendo gente con comportamientos ejemplares, pero hay números que reflejan una sociedad con problemas, como  el número creciente de divorcios, el aumento de las agresiones de hijos a padres, la mayor  incidencia de enfermedades mentales, el aumento del  alcoholismo en los jóvenes, la violencia de género desmadrada a pesar de poner medios y dinero sin fin , etc. Parece que la sociedad se desestructura sin que quizá seamos muy conscientes del por qué. Pues bien, una de las razones es el hedonismo que lleva al egoísmo que, a su vez,  desestabiliza a la persona y sus vínculos y diluye - por mera incompatibilidad- los valores que pueden ayudarle a levantarse.

Una sociedad egoísta, hedonista, consumista,... tiene poco futuro si no rectifica. Lo malo es que la rectificación a veces no es pacífica, porque en este modelo social "todo el mundo defiende lo suyo" y pocos piensan en el interés general. Así no es de extrañar aquello tan evangélico del "pueblo contra pueblo, nación contra nación, padre contra madre, hijos contra padres..." De cambiar esto somos responsables todos, cada uno con los medios que tiene a su alcance y en su entorno más cercano. Podemos elevar el listón de la exigencia y del esfuerzo a nuestros hijos - sin olvidar el cariño y el afecto-, podemos hacer mejor nuestro trabajo, podemos señalar menos a los demás como la causa de nuestros males y revisar nuestro carácter, nuestros defectos, para ver como los podemos limar algo. Podemos cambiar el chip y pasar de esperar a que los demás y la sociedad haga algo por nosotros a hacer nosotros algo más por nuestra familia, nuestro cónyuge, nuestros hijos o nuestros vecinos. Podemos preguntarnos cual era la fuente de los valores que apreciábamos, que echamos de menos en los demás pero que quizás tampoco vivimos nosotros.

En la vida hay un ingrediente con el que hay que convivir con naturalidad, que se llama contrariedad, esfuerzo, dolor, sacrificio. No es un drama no poder consumir lo accesorio o consumirlo menos. Es bueno ser conscientes que las cosas funcionan con el esfuerzo de todos. Las puertas de la auténtica felicidad se abren hacia afuera, cuando salimos de nosotros mismos y pensamos en los demás, en lo que tenemos y no tienen otros, y no solo en lo que no tenemos; cuando regalamos tiempo y recursos, cuando somos solidarios, generosos, pacientes, compasivos, comprensivos, etc. El placer "fuera de lugar" es un espejismo de felicidad momentánea que exige estímulos cada vez mas fuertes y que nunca llena, mejor dicho, llena de vacío y soledad.

Un placer sin control, sin normas, sin ética que lo limite, genera una persona que se autolimita, sin voluntad - o con una voluntad mermada - para alcanzar metas de calidad y, por tanto, con menos libertad entendida como la capacidad de elegir la mejor opción que, casi siempre, es la más costosa. Comprarle a nuestros hijos la "piruleta" que ha visto en la cola del supermercado, para acallar su barraquera, unida a otras cesiones parecidas en cosas pequeñas y cotidianas , es hipotecar poco a poco su futuro.

Cuando nos MIRAMOS MENOS EL OMBLIGO, nosotros iremos mejor y la sociedad irá mejor. Cuando rescatemos con el ejemplo de cada uno, -que es la mejor forma de empezar a cambiar la sociedad-,los valores que vivían nuestros abuelos, colocaremos entre todos el número de barbaridades en cifras normales y sustituiremos el miedo a los demás, por confianza y esperanza.

Claro que el esfuerzo por ser una persona que valga la pena es insostenible sin una cosmología. Como decía un ilustre “socialista” de mi ciudad: “no podemos quejarnos de que no haya valores en la sociedad si hacemos esfuerzos denodados por cargarnos a las instituciones que los sostienen” o, dicho de otra forma, los valores no los sostiene el hombre sino  alguien que lo trascienda y que no esté sujeto a los movimientos pendulares de los que está llena la historia de la humanidad, que nos han llevado a las mayores barbaridades, sin que aprendamos demasiado de ellas.

No queremos el “corsé” de lo objetivo, de la verdad, pero sufrimos las consecuencias del dogma de la subjetividad. Así nos va y los que nos queda por ver, si Dios no le pone remedio, que lo hará. Mientras tanto, ojala que el esfuerzo y dedicación que pone el chef al que hacía referencia lo pongamos también  tu y yo en ser mejores personas para que todos sintamos que vivimos en una sociedad de calidad y con valores.

Termino, como siempre, con una frase. En esta ocasión de Daniel Bell, profesor  emérito de sociología de la Universidad de Harvard:

"El hedonismo, la idea de placer como modo de vida, se ha convertido en la justificación cultural, si no moral, del capitalismo"

José Antonio de la Hoz


En la educación de los hijos no hay vacaciones

Hace una semana visitaba a un pariente mío que trabaja como orientador en un Instituto. Está casado y tiene un hijo con cinco años y una niña con siete. Después del habitual saludo e intercambio de información, me comentaba que todos los días les dedica una hora a sus dos hijos  para, entre otras cosas,  fomentar en ellos el hábito de leer y repasar contenidos del curso.

En España comienza un nuevo curso escolar en septiembre y la primera evaluación cuesta si no se han mantenido ciertos hábitos de trabajo durante las vacaciones. No se trata de poner a los niños a estudiar si o si sino de mantenerlos ocupados; ver con ellos, cada noche, que van a hacer al día siguiente.

El pariente al que mencionaba sabe que en la educación de los hijos no hay vacaciones y que esta tarea va de lo siguiente:
  • Crear y desarrollar hábitos y capacidades escolares, sociales, etc. Para lo cual es necesario dedicación y práctica diaria. Pasar un verano sin hacer nada es un retroceso en el camino y costará más que los hijos empiecen bien el curso. Hablamos de hacer deporte, ayudar en casa con encargos y arreglos, leer algún libro adecuado a su edad, repasar contenidos del curso que acaba de terminar, ir viendo algún contenido del próximo curso -especialmente de matemáticas, lengua e idioma extranjero -, participar en algún campamento o similar, visitar algún museo o espacio cultural con la familia o amigos, etc.
  • Fomentar valores en sus hijos, con el ejemplo,  la asignación de tareas y el seguimiento de su desempeño. Me consta que él tiene un día lleno de actividades dónde entran desde su reciclaje profesional, hasta la solidaridad con los demás, pasando, como se ve, por el cariño a sus hijos dedicándoles tiempo. También hace deporte con su mujer, echa una mano en casa, etc. Todo menos sentarse y dejar pasar el tiempo viendo televisión.
  • Exigir y querer a los hijos. Exigirles  conlleva establecer -de forma consensuada con el cónyuge-  actividades y tareas diarias para que ocupen su tiempo. Esto se hace asignándoles pequeños encargos, corrigiendo, manteniendo la exigencia, supervisando el desempeño, comunicándose con ellos en positivo, sin humillar, sobre temas pendientes no vistos a fondo durante el curso,  etc. Dentro de ese tiempo pueden cultivar sus aficiones, siempre que no sea pasar las horas muertas delante del ordenador, televisión o videoconsola.
  • Animar a los hijos a cultivar las relaciones con la familia secundaria, con los amigos, vecinos, etc. El verano es un buen momento para poner el acento en este aspecto. Hay que ayudarles a  hacer planes contando con los demás. Es una buena forma de fomentar las habilidades sociales. Se les puede ayudar preparando alguna pequeña fiesta en casa con cualquier excusa.

Estamos a mediados de agosto y queda tiempo para ponerse a trabajar en estos puntos si hasta ahora no se ha hecho. Cada hora dedicada a un hijo/a tiene sus frutos. Todos tenemos más o menos claro el mensaje pero nos cuesta ponerlo en marcha o nos pilla cansados/as si continuamos trabajando en verano. ¿Qué podemos hacer?. Podemos animar a nuestros hijos a que hagan una plan por escrito de lo que van a hacer al día siguiente y supervisarlo, de forma distinta a cada edad. Os animo, mediante vuestros comentarios en esta entrada a que me compartáis cada uno lo que hacéis.

Termino, como siempre, con una frase. Esta vez de Baltasar Gracián: “Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa lo tiene”

José Antonio de la Hoz


jueves, 28 de mayo de 2015

La brecha de género en la educación


Llega a mis manos otro interesante estudio con el título “La brecha de género en la educación”……. Podéis consultarlo en su integridad en el siguiente enlace https://goo.gl/4nAoqU . Yo recojo un resumen de las ideas que más me han llamado la atención:
  • En el periodo 1990-92 la tasa media bruta de matriculación en los estudios universitarios de españoles era la siguiente:
    • a.      Hombre: 0,36
    • b.      Mujer: 0,39
  • En el periodo 2011-12 la distancia entre las dos tasas varia, del siguiente modo:
    • a.      Hombre: 0,74
    • b.      Mujer: 0,91
  • Los estudios universitarios son los que pueden generar mayores recursos en el ámbito laboral.
  •  Por primera vez en la historia hay mayor número de mujeres que estudian, que trabajan – la tasa de participación laboral femenina es del 58% del total de la fuerza laboral -, y que, si quieren ejercer su maternidad, se van a enfrentar a un importante esfuerzo personal diario.
  • Por todo lo anterior la mujer tiene que conciliar vida familiar y laboral y el hombre debe corresponsabilizarse de las tareas del hogar (cocinar, cambiar pañales, etc)
  • Antes la mujer tendía a casarse con hombres que tenían la misma educación que ellas y el hombre buscaba mujeres con menos estudios. Hoy son cada vez más las mujeres que sostienen el hogar, porque tienen más estudios y aportan más recursos.
  • La mujer sufre una discriminación en los salarios por el hecho de ser quien engendra, antes y durante su maternidad.
  • En España cada vez más mujeres pueden estar retrasando la maternidad o no ejercerla, o ejercerla sin el varón – con todas las consecuencias negativas, que ya están llegando de estudios norteamericanos-, porque el mercado laboral no les permite conciliar vida familiar y laboral. Esto conlleva consecuencias negativas en la demografía, en las relaciones de pareja, y en el tiempo dedicado a la educación de los hijos.
  • Los hijos necesitan de la presencia física y psíquica del padre y de la madre. La sociedad y los poderes públicos deben facilitar la presencia de los dos en el hogar, sin obligarles a elegir entre trabajo o familia, entre carrera profesional o dedicación a la familia. En este sentido recuerdo una anécdota que se contaba de Lee Iacocca, un importante ejecutivo norteamericano del siglo pasado; decían de él, que prohibía a los directivos de sus empresas trabajar durante el fin de semana, porque era mucho más rentable una familia estable y bien atendida.
Termino con un trozo del discurso de Bryan Dison, presidente de Coca –Cola, al dejar el cargo en 1994:

“Imagina la vida como un malabarismo en el que estás jugando con cinco pelotas en el aire: Tu trabajo, tu familia, tu salud, tus amigos, y tu vida espiritual. Y tú las mantienes todas éstas en el  aire.
Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo”

José Antonio de la Hoz