- Confiar en los hijos. Hacerles ver sus posibilidades. Visualizarles el cambio que se espera de ellos
- Prestarles apoyo
- Ayudarles a levantarse de los tropiezos y fracasos
- Comunicarse con ellos de forma asertiva, sin gritar, humillar o comparar
- Asistir a tutoría periódicamente
- En primaria, comprobar que no hay ninguna dificultad para el aprendizaje (vista, dislexia, TDAH, etc)
- Hablar con ellos y escuchar - además de oir- lo que dicen. Dejar claro lo que se espera del educando
- Orientarlos. Poner normas y límites
- Introducirlos desde pequeños en el hábito de la lectura
Este blog pretende ser una herramienta de apoyo a los padres - madres y profesores en su desempeño como educadores, aportando conocimientos, testimonios y experiencias propias y ajenas. En la página principal están todas las entradas. En las demás páginas están clasificadas por temas. Ojalá os sean de utilidad... si es así, el esfuerzo habrá merecido la pena. Todas las historias recogidas en las entradas nacen de situaciones reales, pero los datos han sido convenientemente modificados.
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martes, 16 de agosto de 2016
Dos vídeos cortos para padres y educadores
Dos vídeos interesantes donde aparecen buenas pautas educativas, a saber:
miércoles, 10 de agosto de 2016
El entorno en la educación del niño
Cuando nacemos comienza el desarrollo de nuestra personalidad . La forman dos elementos: el temperamento y el carácter. El primero
hace referencia a la forma natural de comportarnos, sin que aún haya influido
el entorno. Está muy relacionado con la genética, “viene de fábrica” y se puede
pulir pero no modificar. Como dice la sabiduría popular “el que nace cochino
muere marrano”. Es lo que a los padres con varios hijos les hace decir, cuando
los comparan con pocos meses, “son hermanos pero son muy distintos”, “lo que me
vale con uno no me sirve con el otro”. En el temperamento hay rasgos positivos
y otros no tan favorables. Educar es enseñar a usar los positivos y pulir los
desfavorables.
El carácter es el conjunto de hábitos,
certezas, preferencias, capacidades, emociones…, estables, que se desarrollan
en el niño por su relación con el entorno, fundamentalmente con la familia y el centro escolar. Es lo que se aprende a lo largo de la vida y se queda, por
repetición de actos.
Forman parte del entorno del niño
su familia, el barrio en el que vive, los amigos que va teniendo y el centro
escolar. A esta descripción clásica hay que añadir algunos elementos como la
televisión, los videojuegos, internet o la música, con una influencia importante en la transmisión de valores y contravalores.
Cuidar la educación de un niño es
transmitirle valores, sobre todo con el ejemplo, enseñarle a respetar las
normas de convivencia, ayudarle a controlar sus impulsos y emociones, promover
el desarrollo de capacidades y facilitar
que adquiera hábitos y competencias que lo conviertan en un ser profesional, social y
personalmente atractivo, libre y feliz. En definitiva ayudarle a conseguir la
mejor versión de sí mismo, respetando su libertad. Pero esto no ocurre en un
laboratorio , a lo largo de unos años, sino que se produce en
un entorno cambiante, que hemos descrito anteriormente y que puede ser un aliado o un
obstáculo para estos fines. En los primeros años de vida
existe un mayor control de los padres sobre lo que rodea al niño, pero esto se complica
cuando los niños se convierten en adolescentes. El objetivo de esta entrada es reflexionar
para ver cómo pueden actuar los padres ante estas realidades.
Fijaros en el primer personaje de este vídeo. Está rodeado de un entorno difícil y se mueve con miedo. Después aparece un segundo personaje que le ayuda a relacionarse eficazmente y de forma divertida con lo que le rodea. Ese es el papel que deben desempeñar los padres con los hijos. Enseñarles a tratar con el ambiente, con prudencia pero sin miedo, y no aislarlos.
En el siguiente esquema recojo un
resumen de los principales elementos que conforman el entorno del niño, para su
posterior análisis. El esquema no es exhaustivo. En algunos aspectos, como la familia, detallo más factores posteriormente.
La mayor parte de los investigadores incluyen los siguientes factores, relacionados con la familia, como predictores del desarrollo del niño:
- Nivel educativo y ocupación de los padres
- Nivel socioeconómico
- Estado de salud parental
- Número de hijos
- Orden de nacimiento de los hijos
- Distancia en años entre hermanos
- Características de la vivienda (condiciones materiales del hogar)
- Clima familiar: organización, control, comunicación, cohesión, estrés, adaptabilidad y ambiente afectivo.
- Recursos culturales
- Estilo de autoridad
- Expectativas y aspiraciones de los padres
- Habilidades parentales
- Tiempo de permanencia en el hogar
La familia se empieza a construir
en el noviazgo dónde deben de quedar claros aspectos como la educación por
consenso de los padres, el tipo de centro educativo al que irán, los valores en
los que se les va a educar, etc.
La relación entre los padres, más
cercana al conflicto o la armonía, va a influir notablemente en el desarrollo
de los hijos. Una buena relación aporta a los hijos equilibrio y seguridad. Una
mala relación aporta lo contrario, con todos sus matices en ambos casos. De todas formas, si se rompe la relación conyugal los niños no son una
herramienta para expresar el odio hacia la otra parte. Hay que seguir educando
en común, procurando ir en la misma dirección. Os invito a profundizar en este
aspecto con la lectura que se recoge en el siguiente enlace: http://goo.gl/NqF3zD
En el discurrir diario los padres transmiten a los hijos un modelo de actitud y valores. Ahí ven el primer ejemplo de socialización que pondrán en practica en el colegio, con los amigos, con los vecinos y que les ayudará o será un freno en su desarrollo.
Hay autores (Brunner & Elacqua, 2003) que consideran las variables relativas al entorno familiar como las principales predictoras del rendimiento académico del alumno, por encima incluso de las escolares.
Debe haber un equilibrio entre
autoridad y afecto. Es muy pernicioso el autoritarismo de los padres, que
genera hijos rebeldes o sumisos,
mentirosos, con baja autoestima y autonomía, y con sentimientos de rencor,
angustia y culpabilidad. Los padres pasotas favorecen que los hijos sean inestables,
inconstantes, con baja autonomía personal y propensos a conductas desviadas.
Los padres sobreprotectores promueven que sus vástagos sean dependientes, con bajo
autocontrol y autoestima, inseguros, egoístas e ingratos. La vida es rica en
matices y los modelos no se dan puros, aunque si habrá una preponderancia de
uno sobre los demás.
El modelo ideal de autoridad es
el que promueve límites y normas, exige responsabilidades pero alaba los logros
y el esfuerzo, no abandona el afecto incondicional, pone metas exigentes al
niño pero no usa una comunicación hiriente ni humillante, da apoyo y ayuda
cuando conviene, etc. Hay una productiva armonía entre exigencia, disciplina,
apoyo a la tarea y afecto.
El nivel sociocultural de la
familia va a influir, por ejemplo, en las expectativas sobre los hijos. Los
hijos de familias con un nivel sociocultural alto saben, desde pequeños, que se
espera de ellos un nivel de desempeño elevado y viceversa. El nivel de apoyo
para conseguir los objetivos es mayor en el primer caso. Las rutinas de la vida
ordinaria personal y profesional de los padres cala de distinta manera en los
niveles altos y bajos. También es distinta la capacidad para identificar los
posibles problemas que puedan aparecer en el desarrollo del niño y la
aplicación de soluciones. El desarrollo del lenguaje también es distinto en calidad y cantidad, con todo lo que ello conlleva.
La forma de comunicarse con los
hijos, sobre todo cuando son pequeños, puede influir notablemente en su
desarrollo. Como consejos generales doy
los siguientes: sustituir el juicio a la persona por el juicio al acto (en vez
de “eres tonto, malo, imbécil…”, usar “esperaba que hicieras esto de esta
manera, no está bien hacer esto así, tu lo sabes hacer mejor”). Los niños no tienen capacidad crítica y se fían
a pie juntillas de lo que le dicen los padres, por eso si le decimos que son
tontos, malos, …se lo creen y actuarán como tales, aparte de influir
negativamente en su autoestima. También evitaremos las comparaciones, pues con
ellas les transmitimos que no los queremos como son, abriendo la puerta a la
inseguridad y la falta de equilibrio. Otra estrategia es transmitirles a los hijos como nos sentimos nosotros ante un comportamiento o actitud incorrecta.
Por otra parte hay que estar
atentos a lo que ven, escuchan y leen. Algunos consejos: deben ver poca
televisión y la que vean que esté previamente seleccionada; verla con ellos y
comentar lo que está bien y mal, es lo ideal. Hay que establecer filtros
parentales en los ordenadores para que no accedan a contenidos no deseados; los
ordenadores deben estar en las partes comunes del hogar. Hay tiempos límite de
uso de los videojuegos y nuevas tecnologías. Esto es lo que hizo Bill Gates,
fundador de Microsoft, con sus hijos:
"Mis hijos tendrán algún día un ordenador,
pero antes aprenderán muchos otros juegos". Cuando les dieron el primer
ordenador le pusieron dos condiciones: 45 minutos de lunes a viernes y una hora
el sábado y el domingo.
Los móviles sin acceso a Internet, sobre todo si se les regala uno en la prepubertad.
Los móviles sin acceso a Internet, sobre todo si se les regala uno en la prepubertad.
Cuando empiezan a oír
música no está de más comentar las letras con ellos.
Es más decisivo para
la formación y educación del niño lo que ve, oye, siente y recibe de la familia
que su interacción con los vecinos y el entorno material más cercano del
barrio. En los primeros años de vida se copian e interiorizan comportamientos fuera y dentro de casa, aunque
la familia puede potenciar o frenar lo que se ve fuera del hogar, en el barrio.
Por último, los
padres deben elegir un centro educativo con ideario parecido a lo que se vive
en casa, lo contrario es contraproducente - salvo que el centro mejore lo que hay en casa- y produce desconcierto e inseguridad
en el niño que no sabe a qué atenerse. La relación de los padres y el centro,
por medio del tutor, debe ser periódica y encaminada a aunar esfuerzos,
establecer objetivos de mejora del niño y hacer un seguimiento del cumplimiento
de los mismos. La relación entre el centro escolar y la familia es de complementariedad y subsidiariedad. Son los padres los primeros y últimos responsables de la educación de los hijos siendo subsidiario el papel del colegio.
Tanto el centro escolar como las familias deben poner de su parte para establecer una relación de confianza y colaboración. El colegio debe poner todos los medios a su alcance para ser percibido por los niños como un lugar seguro, predecible y amable.
Tanto el centro escolar como las familias deben poner de su parte para establecer una relación de confianza y colaboración. El colegio debe poner todos los medios a su alcance para ser percibido por los niños como un lugar seguro, predecible y amable.
Termino con unas frases de Dorothy Law Nolte, escritora estadounidense:
José Antonio de la Hoz
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