Un estudiante atiende y codifica solo una pequeña parte de
los estímulos que recibe de su entorno, reteniendo lo aprendido inicialmente en
la memoria de trabajo o a corto plazo, llamada así porque almacena
conocimientos de forma temporal y finita.
Para que lo almacenado en la memoria a corto plazo
permanezca en el individuo más tiempo, tiene que transferirse a la memoria a largo plazo,
donde almacenamos conocimientos durante más tiempo (décadas). Esa transferencia se produce usando diversas
estrategias y la actividad práctica es clave en el proceso.
En el aprendizaje influyen elementos como la inteligencia y
la motivación, entre otros, pero el ensayo y la práctica son necesarios, y en
muchos individuos suficiente, para que se produzca.
Con el ensayo y la práctica deliberada el aprendizaje
mejora en, al menos, los siguientes aspectos:
- Aumentan las probabilidades de que lo que se aprende sea a largo plazo y recuperable.
- Aumenta la capacidad del estudiante de aplicar elementos de conocimiento de manera automática y sin reflexión previa.
- Se automatizan las habilidades, permitiendo al estudiante usar lo aprendido para acceder a tareas más exigentes.
- Aumenta la transferencia de destrezas ejercitadas a problemas nuevos y más complejos.
- El estudiante entra en un proceso de mejora permanente que, junto a otras ventajas obtenidas, alimenta la motivación para seguir aprendiendo.
Por todo lo anterior es importante que los padres refuercen
en sus hijos el proceso de aprendizaje y adquisición de habilidades con, entre otras, estas actitudes:
- Poner a los hijos a realizar tareas de aprendizaje desde pequeños, a una hora fija y en un lugar distinto al que habitualmente frecuentan. En las edades más tempranas se acudirá al juego como estrategia (emborronar papeles con lápices de colores, juegos educativos, etc.)
- Los pequeños encargos en casa, que se van complicando con el tiempo, ayudan a adquirir habilidades y destrezas. En el proceso de aprendizaje se valora el esfuerzo y se quita importancia al error.
- Para que el ensayo y la práctica se produzca, de forma más o menos efectiva, es necesaria la fuerza de voluntad. Esta habilidad no se improvisa y hay que cultivarla permanentemente.
- Cuidado con los “hijos inteligentes”, que son aquellos que con poco esfuerzo sacan buenas notas. En algún momento esto deja de producirse y es necesario que acudan al ensayo y la práctica durante más tiempo del que dedicaban, pero sin la fuerza de voluntad necesaria.
- Es necesario que los padres estén más pendientes de sus hijos en la adquisición de los primeros conocimientos y habilidades instrumentales, en la educación infantil y primaria. Son necesarios unos buenos cimientos donde poder construir.
- Cuidado con la comunicación padres – hijos. En los primeros años de vida – y siempre -, hay que evitar los juicios peyorativos y humillantes, del tipo “eres tonto, inútil, incapaz, no sirves para nada…”, que inciden en la motivación presente y futura para trabajar.
- Es difícil que los hijos realicen actividades encaminadas a aprender si los padres no realizan ninguna (leer periódicamente un libro, aprender a realizar tareas distintas de las habituales, ir a una biblioteca, ir al zoo, etc.)
Termino, como siempre, con una frase. En esta ocasión de
Roger Schank, que ha sido profesor e investigador en instituciones tan prestigiosas
como la Universidad de Stanford, la Universidad de Yale o la Universidad
Carnegie Mellon en campos como la psicología y las ciencias de la computación:
“Aprendemos cuando hacemos las cosas. No cuando nos las
explican”
José Antonio de la Hoz
Fuentes: elaboración propia y "American Psychological Association"
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