martes, 31 de mayo de 2016

Llegan las notas, ¿qué hacemos?


El 22 de junio termina el curso académico 2015/16 en muchas comunidades autónomas. Uno de los últimos actos antes del comienzo de las vacaciones será la recogida del boletín de calificaciones. La mirada del hijo y de los padres se dirigirá a la última columna, la identificada como EVALUACIÓN FINAL que sintetiza los resultados obtenidos  en tres procesos de evaluación distribuidos a lo largo del año. Unos habrán superado todos los exámenes y otros no.  Pocos obtendrán muy buenas calificaciones, muchos aprobarán y aproximadamente un 27% de alumnos suspenderá alguna asignatura.

Leía hace poco una entrevista a Gregorio Luri en la que decía, entre otras cosas, que en cuarto de primaria ya se sabe quién va a fracasar en los estudios. Yo no soy Gregorio Luri, no tengo sus meritos ni su preparación, pero el fracaso escolar es reversible. Si es verdad que no se interviene adecuadamente sobre los primeros síntomas de fracaso de los hijos, por desconocimiento, dejadez o falta de tiempo de los padres. También es cierto que estamos en un país en el que "todos sabemos de todo"; digo esto porque algunos padres  resumen el fracaso escolar de sus vástagos en una o dos causas que suelen escoger de entre  las siguientes: "mi hijo no sirve", "es vago", "la culpa la tiene el colegio" o "la culpa la tienen los profesores".

Después de esta introducción cabe preguntarse, ¿Qué hacemos con un alumno que el próximo 22 de junio trae suspensos? ¿Qué pueden hacer los padres de esos alumnos? ¿Qué pueden hacer los centros educativos? ¿Qué deben hacer los propios alumnos?

Pues bien, cada caso es singular y, por tanto requerirá medidas singulares. No obstante se pueden dar unos consejos generales a los padres, a los centros educativos y a los propios alumnos. Empecemos por los primeros:

PADRES
  • Estudie con objetividad las causas del fracaso escolar de su hijo, siendo consciente de que usted - su personalidad y su forma de educar - puede ser una de ellas y nadie se lo va a decir. Evite:   el autoritarismo, la sobreprotección, el pasotismo, las humillaciones, las comparaciones, el mal ejemplo en casa (televisión por la tarde, tareas mal hechas, voces, falta de inquietudes intelectuales, desorden...)
  • Establezca un plan de acción con su hijo, consensuado por los dos padres con el asesoramiento del tutor (qué hacer para que su hijo se ponga al día, cómo crear hábitos de trabajo, cómo motivar, cómo y cuándo evaluar los progresos, qué medidas de apoyo escolar poner, repasos, etc.) 
  • No es lo mismo un suspenso puntual que varios arrastrados de cursos anteriores. No es lo mismo suspender conocimiento del medio que matemáticas o lengua. Estas últimas son materias instrumentales, necesarias para superar el resto.
  •  El trato ordinario con su hijo debe favorecer que este tenga una voluntad fuerte. Por este motivo.
    • No haga por él lo que él pueda hacer por sí mismo (ej: ordenar el cuarto, hacer la cama, poner la mesa, cambiar las sábanas, etc.)
    • Desde pequeños se les debe acostumbrar a que tengan un horario dónde está previsto la hora de acostarse y levantarse, la hora de las comidas, el tiempo de trabajo, etc.
    • Desde pequeños todos los hijos tienen encargos en casa.
  • Desde pequeños los hijos tienen metas difíciles pero asequibles y los padres dan ejemplo. Las expectativas son siempre altas pero asequibles (asistencia, puntualidad, tiempo de trabajo, etc.)
  • Los padres han de tener inquietudes intelectuales que manifiestan en actos concretos: leer el periódico o algún libro, asistir a museos, teatros u otros espacios culturales, etc.
  • Es mejor prevenir que curar. Por tal motivo es mejor estar especialmente pendientes de los hijos en los primeros años de primaria (hábito de estudio, buena base en matemáticas y lengua, controlar los deberes, etc.)
  •  Para el verano valorar la posibilidad de que asista a un internado o que disponga de un profesor de apoyo de lunes a viernes durante 1, 2 o 3 horas diarias, etc.

CENTRO EDUCATIVO
  • Poner en marcha medidas que ayuden al diagnóstico precoz del fracaso escolar.
  • Prever distintas alternativas o procesos de comunicación con los padres.
  •  Identificar a los estudiantes de bajo rendimiento y diseñar una estrategia adecuada a su perfil.
  • Ofrecer refuerzo individualizado a las familias que lo necesiten (bajo rendimiento, inmigración, etc.)
  • Tener expectativas altas con todos los alumnos. Acompañar esas expectativas con un sistema de valores y medidas que favorezcan la motivación del estudiante.
  • Ser receptivos con los padres y animarlos a participar en el centro.
  • Disponer de un profesorado cercano, formado,  motivado y motivador, ejemplar y proactivo.


ALUMNOS

·         Asumir y aceptar las medidas de apoyo durante el verano y a lo largo del curso.
·         Asistir con regularidad y atención a las clases.
·         Hacer los deberes cada día.
·         Esforzarse y seguir a pesar de las dificultades .

Termino, como siempre, con una frase. En esta ocasión de Martin Seligman, padre de la psicología positiva:

"La vida pone los mismos contratiempos y tragedias sobre los optimistas y sobre los pesimistas, pero los optimistas los enfrentan mejor"

José Antonio de la Hoz

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