Aunque
anteriores trabajos ya habían analizado el papel que desempeñan por separado el
exceso de televisión, descanso inadecuado y, en menor medida, una baja
frecuencia de comidas en familia, esta es la primera investigación que
considera los efectos conjuntos de este trío de elementos en la obesidad de los
niños de cuatro años estadounidenses.

Los
investigadores examinaron cuál era la incidencia de obesidad entre los niños
que seguían las siguientes rutinas saludables: cenar en familia más de cinco
veces a la semana, dormir al menos 10 horas y media cada noche y ver entre
semana la televisión menos de dos horas al día.
Al
examinar los datos los científicos llegaron a la conclusión de que la prevalencia
de la obesidad entre los niños que tenían estos tres buenos hábitos era del
14,3%, mientras que el 24,5% de los pequeños que no respetaban ninguna de
estas prácticas sufría obesidad.
La
correlación entre estas sanas costumbres y una menor incidencia de obesidad se
observó incluso en niños que contaban con factores adicionales de riesgo para
sufrir sobrepeso, como tener una madre obesa y/o con bajo nivel educativo,
vivir en un hogar con ingresos por debajo del umbral de pobreza o crecer en un
hogar monoparental.
FUENTE: PEDIATRICS. 14 FEB
2010
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