Cuando estudiaba derecho
político, hace ya muchos años, se explicaba el funcionamiento de los LOBBY’S o
grupos de presión. Acudo a un reconocido diccionario y me da esta definición
sobre la palabreja: “ Grupo de presión formado por personas con gran influencia y poder,
sobre todo político o económico”.
A la definición anterior añadiría que todo LOBBY tiene un objetivo,
unos intereses y unos modos de actuar para conseguirlos o estrategia. Así se
refleja en la definición de este término, recogida en la Wikipedia: “es un colectivo con intereses comunes que realiza
acciones dirigidas a influir ante la Administración Pública para promover
decisiones favorables a los intereses de ese sector concreto de la sociedad”.
Vivimos
en una sociedad en la que los medios de comunicación ejercen una importante
influencia en la configuración de la opinión pública. Los grupos de presión no
escapan a esta realidad. A modo de ejemplo, es raro el partido político que
renuncie a llevarse bien con una determinada cadena de televisión, periódico,
radio, revista, diario digital, etc.
Para
conseguir sus objetivos muchos LOBBY’S incluyen en su estrategia influir en la
opinión pública, para ello se constituyen en asociación o fundación. La
idoneidad de la elección viene determinada por la capacidad de acceder a fondos
públicos, que permitan mantener una estructura activa, una revista, publicar
libros, captar socios, tener una cadena de radio, estar presentes en los Mas
Media. Todo ello para convencer a la MASA de la bondad de sus propuestas y de “los
amplios sectores de la sociedad” que la apoyan, aunque a sus actos apenas
acudan unas decenas o centenas de personas, bien distribuidas para dar la
impresión de que son más.
Recuerdo
que en las Asambleas de la Facultad, se usaban tácticas como la de la Doble
Uve. El que quería llevarse de calle la asamblea distribuía a sus seguidores
por la sala, cubriendo los espacios delanteros, medios y traseros, coincidiendo
con los puntos de la mencionada letra. Cuando intervenía, sus acólitos,
distribuidos en pequeño número por toda la sala, daban la sensación de gran
mayoría y conseguían la aprobación de propuestas por aclamación. Los que no
estaban aconchabados, el 95% de los asistentes, terminaban aplaudiendo por mimetismo, por eso
de no ir contra la mayoría.
Pues
bien, todo esto viene a cuento de que los padres no debemos educar en base a
modas, puestas en el mercado por los grupos de presión, que son pasajeras y que
pueden hacer mucho daño, marcando la vida de nuestros hijos de forma casi
irremediable. Pongo algunos ejemplos:
- Modelo de enseñanza: el que al padre le
parezca más idóneo, no el que le parezca más idóneo al gobernante de turno. De
hecho, muchos que defienden la enseñanza pública llevan a sus hijos a la
privada, pero luego en los mítines se desgañitan contra ella. Tengo que añadir
que soy defensor de una enseñanza pública de calidad, acompañada del respeto a
la enseñanza privada. De lo contrario ¿De qué libertad estamos hablando?, si
solo defendemos un único modelo.
- Valores: están muy determinados por lo
políticamente correcto, que a su vez está muy influido por grupos de presión
muy bien colocados, en lo más alto. Se insiste mucho en cómo vivir la
sexualidad, pero se habla poco de honradez. Se descuartiza a la gente en muchas
cadenas y programas de televisión y se habla poco de compasión y perdón. Nos
bombardean con publicidad engañosa que
incita a no parar de consumir y se habla poco de austeridad y solidaridad. Se
vende el éxito fácil en muchos Mas
Media, y se educa poco en el esfuerzo y la constancia. Se roba a manos llenas
desde las más altas instancias y se habla poco de la honestidad. Se alaba ser
espontaneo y dejarte llevar por lo que sientes, “ser tú
mismo”, mientras aumentan las estadísticas de reyertas entre jóvenes, violencia
entre parejas jóvenes y agresiones de hijos a padres. Parece como si el hombre
se hubiese quedado sin sostén para argumentar y mantener los valores
tradicionales, esos que elevan la autoestima, aún hoy, cuando nos esforzamos
por vivirlos…esos que configuran una sociedad más segura y armónica, esos que
nos ayudan a dar gracias por haber nacido. Pero, a cambio, tenemos un modelo de
hombre sin freno en sus más bajos instintos, que a todos nos da miedo.
- Modas: tengo amigos y amigas de todas las
ideologías. Casi todos piensan que la moda está yendo demasiado lejos en la
forma de vestir a nuestros/as hijos/as. La intimidad es algo que todos tenemos.
Solo intereses comerciales y de tipo ideológico empujan a nuestros hijos a
ponerla en entredicho, en muchos casos con bastante mal gusto. ¿Qué tiene de
estético enseñar los calzoncillos, gracias a unos vaqueros medio caídos? , por
poner un ejemplo. Muchos padres tragan bilis cuando ven salir a la calle a sus
hijas, con la mínima expresión de un pantalón vaquero, etc.
- Libertad: nunca se ha hablado tanto de
libertad y, al mismo tiempo, nunca ha habido tantos esclavos. Preocupan los
macrobotellones, pero dejamos a nuestros hijos menores que asistan. Nos
enorgullecemos de nuestros avances tecnológicos, pero no nos damos cuenta de
que somos esclavos de un móvil, de videojuegos, de Facebook, Twitter, Tuenti,
Instagran, la televisión 3D, etc. No
estoy contra la tecnología, pero ¿la controlamos o nos controla? La libertad es
lo que nos distingue del resto de animales de este mundo. Llamamos amor a la incapacidad de regular, controlar y
ordenar nuestros instintos sexuales. Nunca hemos comido mejor, tenemos hasta
cocina de diseño, pero las estadísticas sobre obesidad nos hablan…¿de falta de
control, de esclavitud?. Podríamos poner más ejemplos, pero vamos a dejarlo ahí.
Frente a esto, recomiendo a los padres:
- No dejarse llevar por modas pasajeras,
muchas veces impuestas desde arriba, por LOBBY’s muy fuertes. Sobre todo
políticos y económicos.
- La humanidad no lleva equivocada 21 siglos.
Ha sabido ir depurando lo que viene bien y mal al ser humano. Ante la duda, tus
hijos son lo primero. Dentro de unos años, tus vecinos, amigos…la sociedad
entera, agradecerá tus esfuerzos.
- Mira en tu interior qué nos hace más humanos. Por favor, vívelo y enséñaselo a tus hijos.
- Seamos humildes para reconocer nuestros errores, defectos y limitaciones y no tratemos de envolverlos de justificaciones como la espontaneidad, la libertad, etc. Nuestra humanidad solo puede crecer desde la humildad.
- Duda de las ideas sin dueño, de las
novedades “aceptadas por la masa”, de los programas de televisión con 4 a favor
y uno en contra, detrás hay ingeniería social interesada.
- La autoestima y el autoconcepto se consiguen y se mantienen, con valores, esfuerzo y constancia.
- Necesitamos trascendernos, salir de nosotros
mismos. Cuando pensamos demasiado en nosotros, vienen los problemas.
- De forma natural buscamos una cosmovisión.
Busca y elige la correcta. Todo lo que nos rodea nos invita a ello. Nos servirá
de soporte para una vida sincera y equilibrada.
José Antonio de la Hoz
José Antonio de la Hoz
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