Hablar sobre la necesidad de enseñar a obedecer puede ser
considerado por algunos un atrevimiento, porque hoy se lleva hablar de
derechos, no de obligaciones, sin embargo:
- La obediencia es necesaria para el funcionamiento de las organizaciones y de la sociedad en general, también de la familia. Si todos mandamos, nadie obedece y todo se paraliza.
- Llevamos unas decenas de años hablando de derechos pero no de obligaciones, hemos acostumbrado a varias generaciones a pedir mucho y obedecer poco. Criticamos con facilidad el comportamiento ajeno, pero casi nunca ponemos en cuarentena el propio
Los padres deben facilitar la obediencia de los hijos y
controlar su realización práctica. Para ello es necesario que el mandato y el
mandante cumplan, a ser posible, gran parte de estos requisitos:
- Que busque el bien del hijo, su educación o desarrollo personal, no el capricho o la arbitrariedad de los padres, que llevaría a la sumisión.
- Que se apoye el mandato con razones para obedecer, aunque la comprensión de estas no sea imprescindible para la obediencia.
- Que se realice en el momento adecuado y teniendo en cuenta su edad y circunstancias. En la adolescencia se dialoga y se negocia más que en la infancia.
- Que no se acumulen muchos mandatos en el mismo tiempo. Hay que seleccionar lo importante
- Que lo que se mande sea asequible, alcanzable por el afectado. Que se valore el esfuerzo puesto junto con los resultados, los pequeños avances junto con los retrocesos.
- Que los padres se esfuercen por vivir lo que mandan. Que den ejemplo
- Que se comunique el mandato cuidando las formas, aunque sea para reprender o exigir responsabilidades. Que no se humille, ni se alce la voz.
- Que se mande siempre lo mismo y con constancia, dejando al margen el estado de ánimo.
- Que se controle la ejecución de lo mandado
- Que padre y madre coincidan en lo mandado y le den la misma importancia. Antes habrá que llegar a consensos.
No hay que cumplir todos los requisitos, pero si hay que
repasarlos de vez en cuando. No se
hipoteca el desarrollo de una persona, de un hijo, por un perfeccionismo mal entendido.
Nacemos con una tendencia a hacer lo contrario de lo que nos
dicen, pero la obediencia es necesaria para nuestra formación y desarrollo
personal, ya que nacemos dependientes y limitados por pasiones, miedos, pereza,
ignorancia, desórdenes… que condicionan nuestra libertad. Los padres mandan a
los hijos para alcanzar esa libertad, moderando la influencia de esos
condicionantes. Para entender esto basta pensar en personas conocidas a las que
se les ha consentido casi todo desde pequeños. Suelen ser tiranos, egoístas,
manipuladores y disfrutan de poca capacidad de decidir sobre su futuro. En vez
de desarrollo y mejora personal, los padres han permitido el desarrollo de
pasiones, miedos, pereza, ignorancia….y otros aspectos indeseados de la condición
humana.
Obedeciendo, en los términos vistos, desarrollamos
capacidades y habilidades. La inteligencia nos ayuda a entender y descubrir las razones para obedecer. Necesitamos
de la voluntad para obedecer y la hacemos crecer obedeciendo. Ponemos en
práctica valores, adquirimos hábitos, alcanzamos metas, nos desarrollamos,
somos más libres.
También a lo largo de nuestra vida vamos a tener que
obedecer al jefe en el trabajo y,
quizás, tiene poder pero no autoridad moral. Vamos a tener que ceder alguna vez
con compañeros de trabajo, con la pareja, amigos, vecinos…. Y nos va a ayudar
la obediencia vivida en casa, con nuestros padres. No perdemos prestigio ni autoridad cuando cedemos, siempre que no sea siempre y con la misma persona o que lo hagamos por una excesiva dependencia de lo que piensen los demás.
Quiero terminar esta reflexión sobre la obediencia con
algunos pensamientos:
- El niño obedece mejor a aquel en el que reconoce la autoridad y no el poder, aquel del que emana excelencia y comunica respeto . José Antonio Marina (filósofo, escritor y pensador)
- Es mejor mandar y obedecer por convicción (seducción), que por coacción (tiranía). Hannah Arendt (filósofa política)
- Es más fácil quejarse que aguantar, amenazar al niño que persuadirlo . San Juan Bosco
- Los buenos padres crean un estilo de vida irresistible para los hijos. Anónimo
- Hace falta saber obedecer para no ser un tirano. Anónimo
José Antonio de la Hoz
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