sábado, 8 de febrero de 2014

¡Quien maneja mi barca, quien… y la de mis hijos!


Soy creyente, mal practicante, pero creyente. Tengo razones para serlo, aunque me falta coherencia y afecto, corazón. Mi infancia la pasé en un barrio obrero de Granada, jugué en sus calles y con sus gentes. En él están muchos de mis recuerdos y, quizás por eso, paseo por sus rincones cada vez que puedo.

Respeto a quien no tenga fe y pido respeto para los que la tenemos. Muchas veces se nos tacha de dogmáticos, pero últimamente los que reaccionan con paciencia y sin violencia son precisamente los que tienen fe. 

Me he mantenido como creyente a pesar de que, como casi siempre,  los tiempos no van en esa línea, porque he profundizado en mi fe, he leído a Santo Tomás, San Agustín..., me he formado y , estoy seguro, Dios ha puesto el resto, el incremento. Mi relación con Él no ha sido regular, en mi adolescencia era agnóstico, y el resto de mi vida ha habido momentos de más o menos fervor, pero el cristianismo siempre me ha dado argumentos para esforzarme por ser mejor persona y ayudar a serlo. Puedo decir que Dios no me ha defraudado, a pesar de los cabreos en momentos de crisis y de golpes duros de la vida, unos con origen en mis propias limitaciones y otros en la vida misma. Todos nos encontramos con esos momentos.

Por  creer que un tal Jesus, que vivió hace más de dos mil años, era Dios y por conocer sus enseñanzas, he encontrado sentido y equilibrio en mi vida. Esa Fe y el autor y fundamento de la misma, maneja mi barca si yo quiero y me enseña que el hombre tiene debilidades, limitaciones, incoherencias entre lo que piensa y hace, pasiones difíciles de controlar, emociones que campan por sus respetos si no se ponen los medios para regularlas y equilibrarlas, deseos de verdad, ansias de felicidad, voluntad de querer y ser querido, anhelos de serenidad, justicia y paz y otros sentimientos nobles, conviviendo con los que no lo son tanto. Esa Fe también me enseña que Dios no abandona a nadie, que nos quiere de uno en uno, que cuenta con mi libertad para volcarse en mi vida. Me enseña los remedios para combatir lo que no va, me cuenta su historia y su vida, solo si quiero escucharla.... Esa fe es el único soporte fuerte que he conocido para esforzarme por vivir esos valores que ahora tanto echamos de menos en los demás y que nos cuesta vivir a cada uno de nosotros. Valores que, curiosamente, estamos abandonando al mismo tiempo que prescindimos de ella.

Es el ser humano - somos cada uno de nosotros en nuestro interior- , el responsable de que existan estos valores, estos hábitos, estas tendencias. Si queremos que el mundo sea mejor tenemos que mejorar cada uno de nosotros, ¿Tenemos obstáculos para esa mejora? Si. ¿Cuáles son?. Doy mi punto de vista:
  •  El primer obstáculo es el propio ser humano,  cada uno de nosotros. Somos capaces de lo mejor y de lo peor. Las circunstancias que nos rodean pueden influir, en algunos casos de forma extrema, para no “funcionar” de manera medianamente adecuada,  pero siempre podemos elegir, cambiar, mejorar….SIEMPRE, o por lo menos podemos no desterrar el anhelo de hacerlo, que es el principio de nuestro cambio personal. Nos gusta demasiado las zonas de confort y las justificaciones para mantenernos en ellas.
  • La inteligencia. La podemos usar en beneficio de los demás, del interés general, o en nuestro beneficio exclusivo. La sociedad en la que vivimos desde la revolución industrial del siglo XIX nos empuja a usar la inteligencia en nuestro propio beneficio. Los valores que priman es “gana más para tener más estatus”, “gana más para poder comprar más y mejor”, “gana más para disfrutar más de la vida”, esto nos marca una ruta vital que termina convirtiendo nuestras relaciones con los demás en "oportunidades de uso", creando injusticias, desigualdades, desequilibrios, que se corrigen de forma brusca cada equis tiempo. Convertimos a la persona en un instrumento, porque “Disfrutar de la vida…y todo lo demás” es incompatible con “atender a quien lo necesita”, “pensar en el interés general”….nos MIRAMOS DEMASIDADO EL OMBLIGO. Tendemos a EDUCAR A NUESTROS HIJOS PARA TENER,  NO PARA SER.
  • Disponer de una cosmología. De cómo respondamos a las preguntas ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy?, depende el modelo de hombre y, por tanto, de sociedad. Cuando nos quedamos solos con nosotros mismos y miramos en nuestro interior, quitándonos las gafas de la justificación y la subjetividad, vemos que conviven emociones, afectos, inclinaciones, metas… buenos y menos buenos. Si somos sinceros con nosotros mismos nos damos cuenta de que “los malos” no son solo los demás, en nosotros hay cosas que no van, que despreciamos, que no queremos…, me refiero a sentimientos, deseos, pasiones, impulsos, a los que damos vida con nuestro pensar y actuar. Esa es la realidad del ser humano, somos capaces de lo mejor y de lo peor.
  • Sin referencias externas reales y atractivas, solo queda el hombre. Si a un niño lo dejamos solo unos días en casa, sin la cercanía y el empuje de sus padres,  probablemente termine por no levantarse, por no ir al colegio, por comer cualquier cosa, …y si volvemos y le pedimos explicaciones, seguro que nos ilustrará con alguna que otra justificación a su comportamiento. Pues ese es el hombre. Hemos expulsado la trascendencia de nuestras vidas – actitud que no es una novedad en la historia de la humanidad - y VIVIMOS  en el pozo del NIHILISMO ideológico y práctico, que se ha convertido en un dogma que llena la existencia de ansiedad y de falta de equilibrio, DE GRANDES ERRORES QUE NOS PERJUDICAN. Basta con ver el crecimiento del consumo de psicofármacos.  Nos dan miedo las consecuencias que vamos viendo de este planteamiento vital, todo parece moverse, nada se respeta, reina la impulsividad y la emoción desbocada en las relaciones con los demás, exigimos derechos pero tendemos a olvidar las obligaciones,…, parece que todo se mueve y no precisamente en el sentido correcto, en el que nos da seguridad, pero no buscamos y analizamos las causas, nos quedamos en una mera observación y  descripción de los efectos.

·         A lo largo de la historia el hombre ha ido elaborando distintas ideologías. Esto ha sido una constante, …y lo mismo que las ha creado las ha abandonado ante “las evidencias” resultantes de su aplicación práctica. En todas las épocas ha habido hombres que han rehuido de lo objetivo, de la búsqueda de la verdad….pero cuando se ha hecho uso del subjetivismo, de la ideología, del relativismo…los resultados no han sido nada agradables. No lo digo yo, lo dice la historia.

En el siglo XXI, que acabamos de estrenar, hay mucha ingeniería social, mucho constructor de lo políticamente correcto, mucho ideólogo de lo que es o no es el ser humano, de lo que debe ser o no debe ser. Critican planteamientos objetivos de la vida, pero ellos mantienen posiciones firmes. Usan todos los instrumentos a su alcance eso sí, enarbolando la bandera de la tolerancia y la libertad que, claro está, solo existe para ellos.

Después de todo esto, me permito dar algunos consejos a los padres:
  • Observad, estudiad,…la historia. En ella vemos que es lo permanente  y que cambia. La historia está llena de experimentos fracasados y de realidades permanentes e inmutables.
  • El ser humano es lo que es por mucho iluminado con dinero y poder que quiera redefinirlo. Es lo de siempre, nada ha cambiado.
  • Si el hombre no es coherente con lo que piensa, termina adaptando su pensamiento a su comportamiento. Esto se llama justificación y es muy antiguo, por mucho que se vista de avance.
  • Hoy día es fácil vestir las propias limitaciones de libertad y progresismo. Esto no deja de ser una forma de justificación. En algunos sitios se está defendiendo la legalización de la pederastia, por poner un ejemplo. Reina la falta de equilibrio y medida, que toca a los padres corregir y matizar en casa, con el ejemplo y hablando mucho con los hijos.
  • El que cede a sus limitaciones, a sus debilidades, y no es sincero consigo mismo, no se queda ahí, suele querer arrastrar a otros. Esto la sabiduría popular lo resumía con la expresión “mal de muchos, consuelo de tontos”. Hoy día hay mucho tonto con dinero, poder y medios para darle la vuelta  a todo.
  • Los experimentos sobre el ser humano han dejado mucho cadáver y heridos de distinta consideración a lo largo de la historia. Hoy día, por desgracia, una de las profesiones con más futuro es la de psiquiatra, ¿los resultados de la ingeniería social?. Tengo varios amigos con esta profesión y me comentan que su lista de clientes va en aumento, aunque disminuya la natalidad y cada vez haya más psiquiatras.
  • Educa a tus hijos en los valores y hábitos de siempre: la equidad, la justicia, el esfuerzo para conseguir las cosas, la voluntad fuerte para responder cuando arrecian los vendavales,  el respeto, el amor a los demás, la generosidad, la lealtad, la compasión, el perdón, el orden, el control de la impulsividad…, nos llenan de satisfacción y paz interior cuando los vivimos y los viven con nosotros. Son valores y hábitos atrayentes, consistentes, imitables, sólidos, que nos ayudan a ser mejores personas, que reducen nuestra conflictividad interior y mejoran la sociedad.
  • Enseña a tus hijos a disfrutar de la vida de una forma sana, pero no pongas el placer y el disfrute personal como fin último de su existencia. Plantéales metas exigentes pero asequibles, en lo personal y en lo profesional (estudio).
  •  Se equilibrado en tus preocupaciones. Es importante que tengan recursos materiales para vivir, pero también que sean buenas personas, gente de bien. Lo necesitan ellos y la sociedad.

Puestos a manejar la barca existencial de tus hijos, manéjala tú, que pondrás más cariño que otros. No dejes que otros manejen a tu hijo a su gusto, COMO UN TÍTERE. Mójate, ve a las reuniones de padres, juega con tu hijo a los videojuegos, escucha su música, no consumáis televisión de forma indiscriminada….NO DEJES QUE OTROS MANEJEN TU BARCA EXISTENCIAL Y LA DE TUS HIJOS

José Antonio de la Hoz Guerrero


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