Todos
tenemos una idea, más o menos clara, de cuándo nos hemos sentido mejor con nosotros
mismos a lo largo del tiempo que llevamos vivido. Identificamos actos en nuestra biografía personal que llenaron de
sentido nuestra existencia durante un tiempo determinado y, por tal motivo, estamos predispuestos a repetirlos. Quizás fueron horas, días, meses,…o toda la vida, para
personas muy especiales, que son una referencia para todos. Tal vez fue la
atención a una persona que necesitaba de nosotros, el regalo desinteresado de
nuestro tiempo o dinero, la escucha paciente de un problema o necesidad ajena,
el acompañamiento a otro en los momentos duros de la vida, u otros comportamientos que nos ayudaron a salir de nuestro reducido mundo, a relativizar nuestros problemas, a valorar lo poco o mucho que tenemos,... a DEJAR DE MIRARNOS EL OMBLIGO
En
general, cuando nuestro comportamiento y nuestras actitudes están impregnados
por la generosidad, la amabilidad, la compasión, el perdón, la educación,…sentimos
que nuestra vida tiene contenido, relieve, sentido, profundidad, y repercute
positivamente en nosotros y en los demás, en la sociedad. Nos acerca a lo que
entendemos por equilibrio interno, felicidad o paz. Los ideales que pueden
llevar a cultivar estos aspectos, que exigen esfuerzo y renuncia, pueden ser
variados. Yo, como creyente, veo en ellos algo del soplo divino en la humanidad, pero también he visto estas actitudes en persona alejadas de la práctica religiosa. En
cualquier caso, casi siempre se trata de personas que se esfuerzan por ser ejemplares en su profesión y
en su vida personal, con una voluntad fuerte construida a base de renuncias al propio capricho y una personalidad muy madura.
Si,
para hacer el bien hay que ejercitarse en la renuncia al propio deseo a lo
largo de la vida. Vencimientos cuando, siendo joven, no hay ganas de estudiar
pero se estudia, no hay ganas de bajar la bolsa de la basura pero se baja, no
apetece lo que toca de comer pero se come, apetece recurrir al insulto pero se
aguanta, nos gustaría seguir en la cama cuando suena el despertador pero nos levantamos, nos quitamos las anteojeras que nos impiden ver lo que los demás hacen por nosotros y comenzamos a dar las gracias, etc. Para estas personas los momentos de disfrute, que los hay, son intensos y llenos de sentido, porque también saben disfrutar, pero no están hastiados de hacerlo.
También
es necesario haber pasado por el deleite de observar esas actitudes en los
seres queridos más cercanos, los padres. El ejemplo de ellos es insustituible y
de una elevada influencia y eficiencia en nuestra educación y, por tanto, en nuestras vidas. Así mismo, ayuda que nuestros padres den un
valor parecido a sacar buenas notas y a SER PERSONA, más bien BUENA PERSONA.
El
autoconcepto se construye con los vencimientos en todos los aspectos de nuestra
vida diaria. También en los referidos a nuestras relaciones con los demás. Un
buen autoconcepto es una parte importante de nuestra potencial felicidad a lo
largo de la vida. Uno de los objetivos de la educación de los hijos es explicarles cómo se es más feliz y ayudarles a
conseguir los hábitos y capacidades que acercan a ese estado.
Esta sociedad funcionará mejor si potenciamos esas actitudes que nos hacen mejores y enseñamos a nuestros hijos, sobre todo con nuestro ejemplo, el camino para cultivarlas. Debemos persuadirnos de que, paradojas de la vida, SOMOS MÁS FELICES CUANDO NO BUSCAMOS SERLO.
No cabe duda de que siempre habrá a nuestro alrededor gente que trate de sacar provecho propio de esta actitud .Es el momento de poner en juego la asertividad, que es la capacidad que nos ayuda a defender nuestros derechos y convicciones sin agredir a otros. Es el arte de decir que "no" sin ofender.
Vuelco, antes de terminar, una idea interesante a modo de síntesis de todo lo anterior:
"El bienestar psicológico duradero se logra a través de las actividades con un significado y un propósito, como la ayuda a los demás, colaborar con la familia y en el cuidado de los hermanos, la expresión de la gratitud o la búsqueda de objetivos a largo plazo." Adriana Galván - Universidad de los Ángeles - estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences
Esta sociedad funcionará mejor si potenciamos esas actitudes que nos hacen mejores y enseñamos a nuestros hijos, sobre todo con nuestro ejemplo, el camino para cultivarlas. Debemos persuadirnos de que, paradojas de la vida, SOMOS MÁS FELICES CUANDO NO BUSCAMOS SERLO.
No cabe duda de que siempre habrá a nuestro alrededor gente que trate de sacar provecho propio de esta actitud .Es el momento de poner en juego la asertividad, que es la capacidad que nos ayuda a defender nuestros derechos y convicciones sin agredir a otros. Es el arte de decir que "no" sin ofender.
Vuelco, antes de terminar, una idea interesante a modo de síntesis de todo lo anterior:
"El bienestar psicológico duradero se logra a través de las actividades con un significado y un propósito, como la ayuda a los demás, colaborar con la familia y en el cuidado de los hermanos, la expresión de la gratitud o la búsqueda de objetivos a largo plazo." Adriana Galván - Universidad de los Ángeles - estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences
Termino
con dos frases relacionadas con el tema. La primera es de Platón, la segunda de
Martin Seligman, padre de la psicología positiva:
- El orden se arranca, con esfuerzo permanente, al caos.
- Son más felices las personas que dedican tiempo a los demás. Esto actúa como factor preventivo de las enfermedades mentales
José Antonio de la Hoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario