jueves, 7 de marzo de 2013

La deshidratación perjudica el rendimiento intelectual

Estoy a punto de salir de casa y me encuentro una referencia en http://aurigaconsulting.es/ a un artículo del periódico La Vanguardía, que me parece práctico e interesante. Sabía de la necesidad de un buen desayuno para rendir en clase o en el trabajo - desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo, dicen los nutricionistas -, pero desconocía la vinculación entre hidratación y rendimiento intelectual.
 
 
La deshidratación perjudica el rendimiento intelectual

Los expertos recomiendan consumir aproximadamente entre dos y dos y medio litros de líquido al día | Un adulto puede estar deshidratado incluso cuando cree estar ingiriendo suficiente líquido

 La Vanguardia

Sanidad| 06/03/2013

Barcelona. (Redacción).- La falta de reposición de líquidos, la deshidratación, afecta a la actividad intelectual, destacando de manera especial las de atención, las psicomotrices, las de memoria inmediata y las evaluaciones de estado subjetivo, según un estudio el estudio ‘Rendimiento cognitivo y deshidratación’, dirigido por la doctora Ana Adan, de la Universidad de Barcelona.

La deshidratación se produce cuando la excreción de líquidos excede al consumo de éstos, y da como resultado un balance negativo del agua corporal. La deshidratación de carácter leve o moderado es un estado que “se puede producir con mucha facilidad y, en la actualidad, existen numerosos estudios científicos que han evidenciado la repercusión negativa que estas situaciones tienen en la capacidad de ejecución cognitiva”, explica la doctora Adan.

Se considera un estado de deshidratación leve la pérdida de un 1-2% de agua corporal y, moderada, de un 2-5%. Teniendo en cuenta estos parámetros, cuando el nivel de deshidratación es superior al 2%, disminuye la capacidad de memoria a corto plazo y puede afectar por igual a adultos jóvenes y a personas mayores. Por último, se considera severa cuando la deshidratación es superior al 5%, aunque esta situación no es habitual entre la población general.

Una hidratación adecuada es un factor decisivo en la prevención de accidentes laborales y el desarrollo de enfermedades”, explica Adan, y añade que “por muy leve que sea la deshidratación, no es un estado deseable porque implica un desequilibrio en la función homeostática del medio interno que puede repercutir negativamente en la capacidad cognitiva, e interferir en la correcta realización de actividades laborales o académicas que requieran la utilización de habilidades mentales concretas”.

Los cambios en la cantidad de sales y electrolitos corporales producidos por la deshidratación, pueden alterar la actividad cerebral y el correcto funcionamiento de diversos sistemas de neurotransmisión que intervienen en el procesamiento cognitivo favoreciendo la pérdida de concentración y menor rendimiento, y aumentando las posibilidades de sufrir algún tipo de accidente laboral.

Recomendaciones de ingesta de líquidos

Los expertos recomiendan consumir aproximadamente entre dos y dos y medio litros de líquido al día, proviniendo un 20-25% de los alimentos y un 75-80% de las bebidas. También hay que tener en cuenta la pérdida de líquidos que produce la práctica de la actividad física, de si se es hombre o mujer o se pertenece a una población especial con mayor riesgo, así como de las condiciones ambientales que pueden promover la pérdida de agua corporal.

“Se calcula que una pérdida del 2% de fluidos corporales provoca un descenso del 20% en el rendimiento físico, aunque no existen muchos estudios que hayan analizado los efectos de la deshidratación sobre el rendimiento cognitivo y las limitaciones metodológicas no nos permiten extrapolar los resultados ni extraer conclusiones firmes”, apunta Adan.

Un adulto puede estar deshidratado incluso cuando cree estar ingiriendo suficiente líquido. “Se ha constatado que los trabajadores no beben suficientes líquidos durante la jornada laboral e incluso llegan al trabajo deshidratados y el consumo de bajas dosis de cafeína combinada con glucosa, como en el caso de los refrescos, podría ser una estrategia mejor que beber más cantidad de agua para reforzar el rendimiento en tareas de atención sostenida, aprendizaje y memorización”, comenta la doctora Adan.




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