viernes, 1 de marzo de 2013

Padres fuertes, ...¡hijas felices!


Sigo trabajando en un proyecto para poner en marcha escuelas de padres en distintos centros educativos. Hoy intento concretar algunos aspectos con Juan Antonio, "socio" y coimpulsor de la idea, pero ahora mismo está ocupado hablando con su mujer por teléfono. Me planteo buscar algo interesante que insertar en el blog y encuentro en la página http://www.sindicatdepares.com/ este interesante artículo que inserto sin más, como siempre, entrecomillado:

"SdP | Diciembre 1, 2011

  • “Les digo un secreto: las hijas hasta presumen de que sus padres les marcan límites”
  • Ellas son distintas de los hijos; necesitan saber que papá está cerca y  pendiente
  • Señoras, no le roben al marido el espacio que le corresponde en la familia

A los 18 años Ainsley se marchó de casa para estudiar en una prestigiosa universidad americana. Durante el primer curso todo marchó sobre ruedas: hizo muchas amigas y sacó buenas calificaciones. Pero luego la cosa se torció. Empezó a beber demasiado, dejó de asistir a clase y al final fue expulsada de la universidad.

Al regresar a casa, su madre se mostró inflexible. “Te has comportado estúpidamente, le dijo. Has arrojado tu futuro por la ventana. Has avergonzado a tu familia”. En mitad de la bronca, su padre se acercó a Aisnley y le dijo al oído: “¿Te encuentras bien, hija?. Ella se echó a llorar”.

“No se puede imaginar cómo me afectó aquello, le explica Ainsley a la doctora Meg Meeker. Eso pasó hace treinta años, pero el amor que siento por mi padre en este momento es algo tan fresco y tan reciente como lo fue entonces… supe que era a mí y no a los logros que pudiera alcanzar a quien realmente amaba”.

 El caso de Ainsley es uno de los muchos que la doctora Meeker ha escuchado en su consulta de pediatra y consejera familiar y que la llevaron a escribir el libro “Padres Fuertes, Hijas felices”, recientemente traducido al español.

“Las jóvenes de hoy se encuentran expuestas a más riesgos que las de antes (anorexia y bulimia, enfermedades de transmisión sexual, depresión, alcohol, drogas, fracaso escolar) y son los padres los únicos que pueden interponerse entre ellas y el ambiente social que las rodea”, afirma Meeker.

“No importa la edad que tengan; las hijas necesitan un héroe: papá”

No importa si sus hijas tienen seis o treinta años, papá siempre será su héroe, a menos que deje de vivir con integridad y honradez. Aunque al crecer, las hijas se den cuenta de que su padre es una persona común y corriente, mientras sea íntegro y honrado, siempre será su héroe. “La autoridad paterna es crucial. De hecho, las chicas más problemáticas e infelices son las que han tenido padres permisivos y pasotas …”

Tan sólo déjele ver que no está sola…

Si un padre de familia tiene un hijo varón, sabe que pueden ver un partido de futbol juntos, casi no hablar, y sin embargo, se sienten a gusto los dos. Pero las hijas están hechas de otra pasta, y Meeker da este consejo: “esté donde esté, asegúrese de que ella percibe que usted se da cuenta de que está a su lado, hágale preguntas, escúchela. Las mujeres odian el sentirse invisibles”.

Padres: No tengan miedo de establecer reglas

A finales del siglo pasado el padre fue presentado como una figura autoritaria que pretendía imponer sus reglas a los hijos ansiosos de libertad. Esa idea caló tanto en la mente de algunos padres, que temen establecer límites a sus hijas ya que pudieran rebelarse.

Meeker asegura que la autoridad no provoca traumas a las hijas, al contrario, es lo que más las acerca a sus padres y hace que los respeten más. Algunas de las mujeres que acuden a la consulta de Meeker se quejan de que sus padres no se atrevieron a establecer reglas por no causar un conflicto.

“Permítanme que les cuente un secreto, dice Meeker, sobre las hijas de todas las edades: les gusta presumir de lo duro que son sus padres, y de lo estricto y exigentes que son con ellas. ¿Por qué? Porque esto les permite hacer notar lo mucho que ellos las quieren”.

“Y por lo que se refiere a inculcarles sus creencias, tampoco tengan miedo a hablarles de Dios. Si usted no le proporciona una guía a su hija, ella buscará las respuestas por su cuenta y la autoridad de Usted quedará suplantada por otra persona. Su hija necesita a Dios por dos razones: porque necesita ayuda y porque necesita esperanza. El le proporciona esa ayuda y le promete que el futuro será mejor”
Síntesis del Libro, “Padres fuertes, hijas felices “ de Meg Meeker (http://www.megmeekermd.com/

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