Entrevista realizada por Elsa Punset a René Diekstra, profesor de Psicología de la Universidad de
Utrecht, y experto en aprendizaje social y emocional.
“Estamos privando a
niños y jóvenes de un desarrollo óptimo cuando no les damos oportunidades de
aprendizaje social y emociona”.
René Diekstra
Elsa Punset:
René, dedicamos tanto
tiempo, tanto dinero, tantos recursos a las escuelas. ¿Son necesarias?
¿Para qué sirven las
escuelas?
René Diekstra:
En primer lugar, las
escuelas son necesarias porque forman una comunidad de nuevas generaciones que
tienen que vivir juntas y trabajar juntas en el futuro para dirigir una sociedad,
y lo cierto es que no hay mejor lugar que la escuela para ayudarlos a
descubrirse, a conocerse, a entender cómo lidiar los unos con los otros.
Elsa Punset:
¿Qué modelos de escuelas
hemos tenido?
René Diekstra:
Ha habido bastante
variedad: escuelas, como las escolásticas, ciertas escuelas latinas que eran ante
todo para lo que llamamos formación del carácter de los jóvenes, para ayudarles a crear personalidades que a la
sociedad le gustaría tener. Pero el énfasis en la formación del carácter o
aprender a internalizar ideologías, como las escuelas religiosas, los
seminarios, etc. Se sustituyó, en los siglos XIX y XX por escuelas que, ante todo, querían preparar a los jóvenes para
la economía, para el mercado laboral. Y muchas dicen actualmente que su
objetivo es el desarrollo general del niño que implica el desarrollo del niño
en los aspectos cognitivo, intelectual y social, emocional y ético. Lo curioso
es que, si vas a su plan de estudios, los tres últimos no suelen figurar en él
como aspecto formal integrante de…
Elsa Punset:
Te refieres a social,
emocional y ético.
René Diekstra:
Sí, no tienen clases sobre
habilidades sociales, emocionales ni morales o éticas.
En el organismo del niño,
esas cosas no pueden separarse. Por ejemplo, si quieres hacer bien tus deberes
y tener buenas notas, necesitas un cierto grado de autocontrol. Tienes que ser capaz
de aplazar…
Elsa Punset:
Los pequeños placeres.
René Diekstra:
…determinadas
satisfacciones y disciplinarte de verdad para hacer los deberes. O necesitas planificar.
La necesidad de planificar el aplazamiento de nuestra satisfacción no se
consigue aprendiendo aritmética o matemáticas o francés o lo que sea.
Te daré otro ejemplo: es
extremadamente importante —de hecho, es la primera habilidad que aprendes en
los denominados programas de aprendizaje social y emocional— que un niño perciba
y sea capaz de gestionar adecuadamente sus sentimientos. Un niño que conoce las
emociones es un niño que funciona mejor porque, si tiene miedo a fracasar, ya
no dice: «Los deberes son una mierda». No, dice: «Me temo que no soy capaz de
terminar mis deberes». Si acude a ti y te dice eso, entonces sabes qué puedes
hacer por él.
Elsa Punset:
Sí. Y puede aprender a
lidiar con eso.
René Diekstra:
Exacto. Pero lo contrario
también es cierto. Enseñar a los niños a interpretar las emociones de otras
personas, sobre todo los adolescentes en la pubertad. Durante la pubertad
cambia la forma en que los niños decodifican las expresiones de las emociones
de otros. Por ejemplo, en la adolescencia, suelen interpretar la preocupación
como enfado. Así que, si su madre está preocupada por algo peligroso que
hicieron, podrían decirle a su madre: «Mamá, ¿por qué estás siempre tan
enfadada?». Y la madre les contesta: «No estoy enfadada, solo preocupada…».
Pero el niño, debido al hecho de que decodifica, entre los 12 y los 15 años, las
expresiones de las emociones de distinta forma, no lo interpretó así. Y es
posible que la madre piense que carece de empatía. Si le enseño a un niño a
interpretar bien las emociones de otros, mejorará su capacidad de conectar, de
construir relaciones con otros y de empatizar con ellos.
Elsa Punset:
René, ¿son fáciles de
entender las emociones?
René Diekstra:
Sí y no. Hasta cierto punto
son fáciles de entender porque sabemos cuándo una persona o nosotros mismos
disfrutamos o estamos nerviosos o tristes o celosos o lo que sea. Por otra parte,
también son siempre complejas porque casi siempre tenemos emociones mezcladas, varias.
Pero algunas las expresamos más fácilmente hacia otros que hacia nosotros
mismos.
Por ejemplo, la mayoría de
la gente no tiene demasiados problemas para decir: «Estoy muy enfadado
contigo». Pero podría ser, si lo analizas un poco más, que no se trate solo de
enfado, sino de la ansiedad que surge en muchas relaciones… Una chica y un
chico discuten, ella se enfada y, si le preguntas: « ¿Cómo te sientes?».
Contesta: «Estoy muy enfadada contigo». Pero al mismo tiempo, es posible que
esté muy preocupada...
Elsa Punset:
…porque la relación no va
bien.
René Diekstra:
Sí. Exacto. O por si él la
deja o lo que sea. Así que es muy importante, si estás en una situación
concreta con emociones que realmente te agobian, aclarar qué emociones intervienen.
Elsa Punset:
…por eso es importante
aprender a interpretarlas. ¿Cómo podemos hacerlo?
René Diekstra:
Por ejemplo, me cuentas que
eres muy infeliz. Pero ¿qué narices significa infeliz? Y lo que hago es decirte: «Dime, Elsa, ¿qué quieres decir con infeliz? ¿Estás triste? ¿Estás avergonzada?
¿Te sientes culpable? ¿Celosa? ¿Cuál de ellas?». Y entonces tienes que pensarlo.
Y entonces es probable que en un determinado momento digas: «Sabes, estoy muy avergonzada».
Ahora puedo hablar contigo (y tú conmigo), porque puedo preguntarte: « ¿Quieres
contarme de qué te avergüenzas?». Y cuando te hago esas preguntas y tú las verbalizas,
de repente las ves claramente. Y, en cuanto las ves claramente, puedes adoptar
una postura al respecto.
Elsa Punset:
¿Cuándo podemos empezar a
enseñarles a los niños acerca de sus emociones?
René Diekstra:
Yo diría que empieces
alrededor de los 2 o 3 años y sigas hasta que terminen el instituto, alrededor
de los 17-18 años, basándote en las distintas etapas de desarrollo. Con tres
años, un niño o una niña se acerca a otro y coge un juguete. Si estás cerca,
como adulto, y el juguete no es del niño que lo cogió, sino del otro, uno de
los papeles que tienes como padre es parar a tu hijo y decirle: «Espera un
minuto. Míralo. ¿Qué estás haciendo? Está llorando. ¿Y por qué llora? ¿Qué
tienes en la mano? Es su juguete. ¿Podría estar llorando porque cogiste su
juguete sin pedírselo?». Así le estás ayudando a tu hijo ya a los tres años a
desarrollarse emocionalmente…
Elsa Punset:
Y ser consciente.
René Diekstra:
Sí. A desarrollarse y ser
consciente. Y, si lo vas reforzando, de acuerdo con las fases de desarrollo del
niño, le ayudas enormemente. Las emociones son la esencia, el núcleo sobre el
que se construyen las relaciones y se toman las decisiones.
Elsa Punset:
No son un lujo biológico.
René Diekstra:
Al contrario.
Elsa Punset:
Y podemos educar las
emociones, no son simplemente algo natural que traes contigo al nacer.
René Diekstra:
No. Podemos educar las
emociones de dos formas: aprender a percibirlas, a indicarlas adecuadamente,
expresarlas, pero también a gestionarlas.
Elsa Punset:
Entonces, si tantos datos
confirman que las habilidades sociales y emocionales son importantísimas para
los niños en todos los ámbitos: el empleo, sus relaciones con otros, su salud
mental y física, ¿por qué todas las escuelas no los ponen en práctica de la
misma forma que enseñan matemáticas?, ¿por qué no enseñan otras habilidades?
René Diekstra:
La mayoría de las escuelas
no lo hacen de forma sistemática. No tienen tiempo ni apoyo ni financiación,
pero lo más importante es que no saben cómo hacerlo. No se les ha asesorado respecto
a cómo hacerlo de la mejor forma posible.
Elsa Punset:
¿Quién asesora? ¿Cómo se
hace?
René Diekstra:
Hay un montón de
bibliografía y estudios al respecto. Una de las cosas que indican dichos estudios
suele ser tan sencilla como tener clases —y sé que algunos de los directores me
dirían: « ¿Se te ha ido la olla?»— sobre habilidades sociales, emocionales y
éticas. Clases como las de matemáticas, lengua, etc. Cada semana les enseñas
determinadas cosas.
Elsa Punset:
¿Cuánto tiempo?
René Diekstra:
Depende un poco de tus
metas, pero yo diría que al menos una hora a la semana.
Elsa Punset:
¿Cuáles son esas
habilidades?
René Diekstra:
Ya hablamos de eso un poco:
una es aprender a percibir y gestionar tus propias emociones. Esa es una
importante. La segunda es cómo construir y mantener relaciones. La tercera es cómo
tomar decisiones responsables y éticas. Y la cuarta es tal vez es la más
importante: es cómo ponerse en el lugar del otro, preocuparte por los demás que
se encuentran en situaciones menos favorables que tú, como el acosado de tu
clase u otra gente que te rodea.
Elsa Punset:
René, ¿por qué eso es
importante si algunos padres creen que lo verdaderamente importante es enseñar
a los niños a ser competitivos y ganar. Y temen que, si le enseñas a un niño a
ser amable y compasivo con otros, va a ser vulnerable, más vulnerable y tendrá
menos éxito?
René Diekstra:
No estoy de acuerdo.
Muchos, muchos padres valoran muchísimo que sus hijos sean defensores o
partidarios de esos valores sociales que acabamos de mencionar.
Elsa Punset:
Pero de hecho, tenemos una
sociedad en la que se paga mucho mejor a los banqueros que a quienes ayudan a
otros, que forma a las personas para…
René Diekstra:
No, no, no. Te pondré un
ejemplo de una experiencia reciente. Hace unos dos años visité a Derek Bok,
antiguo rector de Harvard. Una noche tuvimos una cena muy agradable. A la mañana
siguiente proseguimos nuestra reunión. Cuando nos encontramos, estaba muy estresado
y casi deprimido. Le pregunté: «Derek, ¿qué ha ocurrido? Y me dijo: «Lo que ocurre
es que anoche estaba viendo la tele y estaban poniendo una comisión de
investigación del senado y estaba allí Blankfein, el consejero delegado de
Goldman Sachs, y el presidente de la comisión del senado le preguntó: “Sabía
que su empresa vendió hipotecas basura por 800 millones de dólares a un banco
holandés? ¿Era consciente de que les vendía basura?”. Y Blankfein dijo: “Señor
presidente, no es ilegal”. Y le dijo: “Esa no es mi pregunta. ¿Cree que lo que
hizo es moralmente aceptable?”. Y le dijo: “Señor presidente, no era ilegal”.
Entonces el presidente cogió dos correos electrónicos y dijo: “Uno de sus
propios trabajadores le escribió a otro que usted los había felicitado por
vender esas hipotecas basura”». Y Derek Bok, el antiguo rector de Harvard,
dijo: «Lo que me entristece tanto es que, cuando Blankfein se enfadó, comentó
que se había licenciado en la Facultad de Derecho de Harvard. En Harvard
hicimos algo mal si personas así son el producto de nuestra educación». Y creo
que eso lo dice todo.
Elsa Punset:
¿Se puede tener éxito y
tener habilidades sociales y emocionales?
René Diekstra:
Hacer la pregunta es
responderla. No tengo que dar la respuesta: claro.
Elsa Punset:
¿Podrías hacerme un perfil
de un niño sin las habilidades y de uno con las habilidades? ¿En qué se
diferenciarían?
René Diekstra:
La cuarta habilidad que no
mencionamos de forma demasiado exhaustiva es que enseñas a los niños a
enfrentarse de forma ética y eficaz a los conflictos. Es una habilidad muy
importante.
A los conflictos con sus
iguales, con adultos, con futuros clientes… Pero hay algunos conflictos con
otras personas que no pueden resolverse. Así que tenemos que aprender a aceptar
que disentimos y que nunca uniremos fuerzas. Los niños que no han asistido a un
programa de estos normalmente no saben enfrentarse a eso.
Elsa Punset:
No saben distinguir entre
conflictos con solución y los que no la tienen.
René Diekstra:
Y cuando un conflicto
simplemente está ahí, el enfado, la frustración, la agresividad, etc. siguen
formando parte del repertorio de comportamientos de esos niños, lo que es
triste. Para los niños y para la gente que los rodea. Los niños que han
asistido a esos programas aprenden a distinguir entre lo que puede resolverse o
lo que no, cuándo puedes hacer algo y cuándo no puedes, lo que es tremendamente
importante. Por poner un ejemplo, si tus padres riñen en casa, entre ellos,
sobre su relación, como niño, difícilmente puedes hacer algo. Pero algunos niños
no pueden abstenerse. No pueden porque no han aprendido a distinguir entre
ambos, así que toman partido y la cosa empeora.
Elsa Punset:
¿Qué otra cosa haría mejor
un niño con habilidades sociales y emocionales?
René Diekstra:
Deja que te ponga un
ejemplo impresionante. Una parte del programa de habilidades para la vida es
que también enseñas a los niños a enfrentarse a problemas afectivos graves e
incluso tus propias tendencias suicidas, sobre todo en alumnos de secundaria.
En una de las clases se pide que los niños se reúnan y piensen qué tipos de
dolencias o síntomas tiene una persona que padece depresión, y son muy capaces
de hacerlo en grupo, saben lo que es.
Elsa Punset:
Cómo es una persona triste.
René Diekstra:
Sí. Cómo es una persona
triste y deprimida. Y una de las preguntas que les hacemos a esos niños es:
«Imaginad que estáis en ese estado, durante mucho tiempo. ¿Qué podríais hacer
para aliviarlo, para salir de él, o qué podrías hacer para ayudar a uno de
vuestros compañeros a salir de ese estado triste o depresivo?». Y, con otros,
piensan todo tipo de formas de hacerlo.
Evaluamos los efectos de
esa intervención sobre, por ejemplo, la frecuencia de pensamientos suicidas, de
acabar con tu vida, o intentos de suicidio, y mostraron que aquellos niños que asistieron
a los programas, incluso un año tras la conclusión del programa, padecían menos
problemas depresivos o pensamientos suicidas y tenían conductas suicidas con
menos frecuencia, lo que demuestra que también en lo que se refiere a la salud
mental y las enfermedades mentales peligrosas los programas merecen mucho la pena.
Hacemos lo mismo en uno de los módulos sobre problemas de ansiedad, miedo al
fracaso en la escuela, ansiedad social. Todos los tipos de ansiedades que
puedes tener… Lo que vemos es que un año después de la finalización de los
programas, los niños que han asistido se enfrentan mejor a la ansiedad, suelen
estar más predispuestos a pedir ayuda o simplemente sufren menos.
Elsa Punset:
¿Alguna otra cosa que
distinga a los niños que reciben estos programas?
René Diekstra:
Sí. Otro rasgo distintivo
muy claro es que los niños que siguen estos programas son capaces de distinguir
mejor lo que les gustaría ser en el futuro o lo que tienes que hacer para conseguirlo
y lo que te gusta, lo que disfrutas a corto plazo, así que son más capaces, por
así decirlo, de negociar con sí mismos…
Elsa Punset:
Trabajar por sus metas.
Tener metas y trabajar para conseguirlas. ¿Cuánto tiempo lleva formar a buenos
formadores emocionales y sociales?
René Diekstra:
Los formamos durante tres
días consecutivos y ya en el primer día y medio les reprogramamos el cerebro,
por así decirlo. Porque les enseñamos lo que queremos que enseñen a sus alumnos
y les ayudamos a internalizarlo ellos mismos. Y luego les damos dos clases de
seguimiento de forma que empiecen sus clases y puedan tratar cualquier cuestión
que surja mientras están ocupados con sus niños. Uno de los principios… casi
diría los trucos... que enseñamos tanto a alumnos como a profesores es que, si
estás enfadado, por ejemplo, con un alumno, antes de decidir cómo actuar,
echando del aula al alumno, por ejemplo, utilices el principio del semáforo:
contar hasta diez. Lo que suelo hacer es enfadar a los profesores y,
lógicamente, empiezan a protestar y a gritar y entonces digo: «Parad el carro. Utilizad
el principio del semáforo...».
Elsa Punset:
Entonces pueden ser muy
sencillas…
René Diekstra:
Es muy sencillo.
Elsa Punset:
…las habilidades.
René Diekstra:
Algunas de estas
habilidades son muy sencillas.
Elsa Punset:
¿Algunos alumnos se
benefician más de esos programas que otros?
René Diekstra:
Esa es una cuestión
sumamente importante. Sabemos por nuestro programa, la evaluación de quince
años, una serie de estudios de control experimental, pero también por otros,
que se benefician más aquellos alumnos más necesitados. Allí donde se
encuentran los mayores problemas es también donde se consiguen los mayores
avances o éxitos, lo que implica que, cuando no se proporciona a los alumnos
este tipo de programas, los privas todavía de más cosas.
Fuente: http://www.redesparalaciencia.com/?p=8817 Título: «El aprendizaje social y emocional: las habilidades para la vida» – emisión 157 (26/05/2013) – REDES temporada 17
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